28 sept 2011

Una vez dentro, no hay escape



— ¡Muévanse imbéciles, hagan lo planeado! — Ordenó el Líder del grupo — Manuel Salvadillo —  desde su hogar, la voz se escuchó en toda la gran mansión, el Líder nunca mostraba la cara a sus sicarios , solamente Dairem sabía cómo era pero lo mantenía en secreto,  el líder solo se limitaba a ladrar órdenes desde su hogar lejos de la base. Varios hombres se movilizaron a su señal; Dairem abrazó sus piernas y escondió su rostro entre ellas, se encontraba sumamente cansado, no había podido dormir desde hace tres días y su cuerpo le estaba comenzado a pasar factura. Unos minutos después el chico se encontraba solo y adolorido, apenas terminaban de usarlo, el líder daba órdenes y era abandonado a su suerte sin que nadie se preocupase por su salud o por sus pesadillas recurrentes.
***
Dos años antes Dairem era un niño cualquiera que vivía con sus padres.
— ¡Es un fenómeno!, ¡No es posible que  yo le haya dado a luz! — Exclamó una mujer morena, alta y corpulenta golpeando la mesa con los puños cerrados.
— No digas eso…es nuestro hijo, estuve en la sala de partos cuando le diste a luz — Trató en vano un Hombre escuálido y de menor estatura de calmarla. — No hagas escándalo Mujer, debes evitar que los vecinos se enteren, si lo mantenemos en secreto no habrá problemas — agregó el Hombre tomando las manos de su esposa, ella le miró con chispas en los ojos, zafó sus manos de entre las de su marido.
— ¡Encerrarlo o matarlo!, cualquiera de las dos, no aceptare más opciones — Declaró la mujer cruzándose de brazos, el hombre asintió con la cabeza y la abrazó.
El aludido miraba por la rendija de la puerta desde su habitación; él no tenía idea de lo que discutían sus padres, no lograba escuchar con claridad la plática, pero sabía que sus días en aquella casa estaban contados. Cuando tenía 6 años experimentó su primer atisbo de poder, pero al no ser tan problemático sus padres no se percataron; la situación se volvió más evidente desde que cumplió los 12, ya que sus poderes se estaban desarrollando más y lo que antes percibía esporádicamente, ahora era más frecuente al grado de provocarle pesadillas al menos una vez a la semana.
Sus padres optaron por Encerrarlo y no dejarle salir de casa, le proporcionaron un profesor particular al cual instruyeron de no tocar a su hijo pretextando que éste tenía problemas nerviosos.
Un año pasó Dairem en esa situación, miraba siempre por la ventana esperanzado en que algún día saldría y jugaría como los demás niños, pero sus padres cada que lo cachaban fisgoneando lo castigaban. Para Dairem todo en su vida estaba establecido, tenía un horario, rutinas, no podía realiza alguna otra actividad que no estuviese establecida de antemano.
Un día el chico ya se había hartado de las reglas exageradas en su hogar, no veía problema en poder ver más allá de lo que alguien común pudiese, no se consideraba un fenómeno, pero por si las dudas, evitaba tocar a sus padres, temía ver algo desagradable.
— Vendrán visitas dentro de media hora, así que si quieres andar por ahí paseándote, evita que te vean, no quiero tener que explicar por qué no estás muerto — Dijo la madre del chico desde el marco de la puerta sin mirarle, Dairem asintió y no respondió, en su cabeza ya había comenzado a maquinar su plan de escape, si sus padres no le querían, entonces no tenía sentido seguir allí.
Dairem se hubiese mantenido en su habitación durante el tiempo de visita, pero su estómago lo traicionó gruñendo indicando que debía alimentarse, sigilosamente salió del cuarto, se escabulló hasta la cocina.
— Nadie me vio…que suerte — se dijo así mismo mientras abría el refrigerador, el sonido de unos pasos le hicieron sobresaltarse y voltear hacia la puerta.
— Así que tú eres Dairem, he oído hablar de ti y de tus extraños poderes — Dijo un hombre desconocido adentrándose a la cocina con una sonrisa maliciosa dibujada en sus labios.
Dairem cerró el refrigerador y dio unos pasos hacia atrás acercándose al set de cuchillos de cocina.
— Tranquilo chico, no te haré daño, puedo sacarte de aquí — Agregó el hombre sacando un cigarrillo de alguna bolsa secreta del saco.
— Eres peligroso — murmuró Dairem extendiendo la mano derecha en búsqueda de algún cuchillo cercano, ahora que necesitaba a sus padres, estos no acudían a él, en ese momento se dio cuenta que la casa se encontraba en silencio.
— te has dado cuenta…verás, he estado buscando a tu madre desde hace mucho tiempo, la mujer logró esconderse por 13 años, pero la he encontrado, y con ella a ti — Dijo el hombre dándole una calada al cigarrillo.
Dairem se dio cuenta que el tiempo en aquella casa se había agotado y ahora no podría escapar del hombre delante suyo, resignado se acercó a él.
— Buen niño, buen niño — susurró Salvadillo acariciando la cabeza de Dairem cariñosamente.
***
 El trabajo de Dairem era sencillo pero muy agotador, debía realizar al menos de 4 a 7 sesiones por día, luego de dos años se había acostumbrado pero aun así era demasiado para él, todas las noches luego de ver futuros terroríficos terminaba en cama con fiebre y pesadillas. Manuel Salvadillo pasaba a visitarle de vez en cuando, él era la única persona que le trataba como un ser humano en aquella enorme mansión, Dairem desarrolló un sentimiento de fraternidad hacia aquel cruel líder.
Ese día Dairem había terminado su última sesión, tenía el herido y magullado, entre más crecía, podía sentir las emociones y acciones en carne propia; la última visión de un campo de cuerpos degollados, amputados y sangre le hizo correr por toda la habitación desesperado para al final desplomarse y caer de lleno en la losa fría, una nueva herida se sumó a las muchas que había sufrido durante ese año, algunas visiones le hacían tomar objetos y lastimarse con ellos para quitarse los dolores o a agresores de encima.
— No soporto seguir viéndote de esta manera, tu poder no debe de ser usado de ésta manera, ellos pueden pedirle a alguna mujer que les lea las cartas para cumplir sus propósitos — Comentó Adam, uno de sus guardias que siempre le curaba las heridas luego de las terribles sesiones.
— Aquí sirvo y no soy un fenómeno como en el mundo exterior, Manuel me dio una nueva vida — Dijo en voz baja Dairem cerrando los ojos, el dolor de la penúltima herida le estaba molestando.
Adam terminó de vendar la muñeca de Dairem, guardó los instrumentos utilizados en el compartimento correspondiente y tomo asiento al lado del  chico en la orilla de la cama.
— Dairem, esta no es vida, tienes catorce años y pareces un cadáver, no sé cuántos huesos te has roto estos últimos meses, llevas gritando por las noches dos semanas seguidas — Replicó Adam entrelazando sus manos detrás de su propia nuca.
Dairem se mordió el labio inferior, sabía que eso no era vida, pero a pesar de su horrible trabajo, vivía cómodamente, siempre tenía comida, cama limpia y cariño de la persona que más necesitaba.
Adam suspiró pesadamente y movió la cabeza de derecha a izquierda.
— Sé que moriré si hago esto, pero no tengo otra opción — murmuró poniéndose de pie, encaró a Dairem.
— ¿de qué hablas? — preguntó Dairem confuso mirándole fijamente, Adam tomó del rostro al menor.
Dairem trató de apartarse para evitar la visión pero fue en vano, ella ya había entrado en él. Las imágenes de Adam suplicando por vida le dolieron en lo más profundo de su ser, las lágrimas se derramaron por su rostro sobresaltando a Adam.
— Como pensé, moriré, aunque de todos modos mi tiempo está contado — dijo Adam soltando el rostro de Dairem. — escucha bien Dairem, dentro de unas horas tendrás la oportunidad para escapar, debes dirigirte al sur, la cafetería “Paraíso secreto”, ahí encontrarás personas que te comprenderán más de lo que estos animales lo hacen, solo tienes una oportunidad, debes irte sin mirar atrás, olvídate de todo lo que viviste aquí y haz una nueva vida, una real, no una ficticia como ésta — agregó el joven sonriendo ampliamente para luego despedirse con un ademán de mano y dejar a Dairem sumido en sus pensamientos.
Esa misma noche el chico se escapó de la mansión, Adam le ayudó con el escape. Dairem se dirigió a donde Adam le había indicado, ahí encontró más personas con poderes similares a él, personas que pertenecían a la sociedad de humanos con poderes extrasensoriales.
Los años pasaron y Dairem cumplió los 21, aprendió a manejar su habilidad y descubrió que podía bloquear emociones que no quisiese y ver sin que se agotara tanto como años antes.
— Dairem, ve por la cena — Dijo Yulianne, una chica que había ingresado a la sociedad hace poco y con la cual él mantenía una relación amorosa.
Dairem rodeo de la cintura a la chica y la atrajo hacia sí.
— claro cariño, tu ordena, yo obedezco — bromeó el joven juntando su nariz con la de ella — te amo — agregó mirándola a los ojos. Yulianne sonrió ampliamente y le dio un beso en los labios.
— Ya vete, tendremos problemas si llegan los demás y no está lista la cena — Ordenó Yulianne empujando sutilmente a su pareja, él asintió con la cabeza y salió de la cafetería.
Como la tienda se encontraba a unas cuantas cuadras decidió irse caminando, sonrió complacido, su vida no podía ser más perfecta, ya lejos de la cafetería y de la zona sur a una cuadra después, se desplomó el cuerpo inerte de Dairem, el final había llegado, el chico lo supo desde un principio pero no trato de evitarlo, después de todo una vez que entrabas a la mafia, no podías salir, al menos no con vida.
FIN

25 sept 2011

Destino



Destino


Natasha era una chica que siempre había creído en los amores a primera vista y en la historia del hilo rojo del destino, la cual en breves palabras indica que todas las personas están atadas a otra persona por el dedo meñique con un hijo rojo invisible; aquella persona que lograba encontrar la otra parte del hilo, estaba destinada a un romance eterno.


— Se está moviendo — murmuró Carolina, una chica que desde principio de año se hizo mejor amiga de Natasha; Carolina era una chica misteriosa y taciturna, al ser la chica de origen Chino podía ver de vez en cuando el hilo rojo en el dedo de las personas.


La chica de cabellera cobriza dejó el libro que se encontraba leyendo para prestar atención a su alrededor y buscar a la persona que había hecho reaccionar su hilo.


— El chico de sudadera roja, él es quien hace reaccionar el hilo — Indicó Carolina señalando con el dedo al chico antes mencionado, Natasha posó su vista en el chico.


Adriel era el joven más antisocial de la clase, a su alrededor siempre se encontraba una barrera invisible que impedía a las personas cruzar y hablarle, salvo esa mañana que sintió un extraño movimiento en su dedo meñique.


≪ ha vuelto a moverse por secunda ocasión el día de hoy, deberé ir al doctor a checarme ≫, pensaba el pelirrubio mirando fijamente su dedo meñique. Absorto en su pensamiento y con la vista fija en su dedo no se percató cuando un par de chicas se acercaron a él rompiendo, por vez primera, la pared invisible que yacía forjada alrededor de él.


— Soy Carolina — se presentó la chica de ojos achinados extendiendo la mano en dirección a Adriel mientras que Natasha se quedó en silencio mirándole por encima del hombro de su amiga.


— Ella es Natasha — señaló Carolina a su tímida amiga tras ella, la cual sonrió y agitó la mano de un lado al otro a modo de saludo.


Adriel miró a ambas chicas con el ceño fruncido, no le agradaba que las personas traspasaran la línea imaginaria que hacía tiempo tenía en torno a sí.


—Adriel, ¿quieren algo? — Dijo el chico mirándolas fijamente, sobre todo a la chica tímida, la cual lo miraba como si quisiese algo de él.


Carolina señaló a Natasha — Ella quiere ser tu amiga — dicho esto emprendió la retirada dejando a Natasha sola con el chico.


Adriel la miró de arriba hacia abajo, Natasha se revolvió nerviosa al sentir la mirada escudriñadora por parte del chico.


— ¿Te quedarás ahí parada? O ¿hablarás de algo? — preguntó Adriel rompiendo el silencio que empezaba a forjarse entre ellos dos, Natasha negó con la cabeza enérgicamente.


— Perdona, Carolina es mi única amiga, y es la primera vez que hablo con un chico — respondió Natasha sonriendo nerviosamente, Adriel la miró unos segundos aún con el ceño fruncido para luego sonreír.


— Tranquila, tampoco tengo muchas amistad, al menos en esta escuela no, no sé porque razón las personas me dan la vuelta — Dijo el chico apoyando sus codos en el pupitre para luego entrelazar sus manos y apoyar su barbilla en ellas.


— Me pasa lo mismo, con Carolina fue diferente ya que ella era igual de antisocial que yo — comentó Natasha tomando asiento en el pupitre al lado del chico.


Desde ese día inicio una estrecha amistad entre Adriel y Natasha, en la cual Carolina participaba de vez en cuando; el hilo que antes se había movido y había conducido a Natasha hacia Adriel ahora estaba totalmente quieto pero ella no le tomó importancia, ya se llevaba con el chico destinado, el amor llegaría prontamente.


Los meses pasaron y la relación entre Natasha y Adriel no cambió en lo absoluto, se veían en clases, charlaban, Adriel acompañaba a la chica a casa, Carolina se había rezagado por cuenta propia, los tres chicos cuando podían salían al parque, el cine, como viejos amigos de infancia, hasta que un día algo cambio entre ellos.


Ese día Carolina, Natasha y Adriel se habían citado en el acuario de la ciudad, Adriel y Natasha habían llegado al a hora, pero Carolina aún no había llegado.


— Qué raro, ella siempre llega primero — comentó Natasha mirando hacia todas direcciones esperanzada en visualizar a su amiga.


— mmm… ¿le has hablado al celular? — preguntó Adriel mirando de igual manera hacia todas direcciones.


Natasha negó con la cabeza y sacó el celular, marcó el número de carolina pero nadie contestó, preocupada marcó nuevamente.


Adriel observaba sus movimientos con evidente ansiedad la cual Natasha pasó por alto en su preocupación por Carolina. Marcó varias veces pero en ninguna su amiga contestó, había pasado ya una hora desde que esperaban a la chica.


— En fin…vamos nosotros — Dijo Adriel dándose la vuelta y comenzado a caminar en dirección al acuario. Natasha se percató de la situación, sin su amiga ahí, aquello podría tomarse como una cita, su dedo meñique se movió a lo que Natasha sonrió complacida, tal vez ese día sería su tan esperado inicio de romance.


Caminaron por el acuario uno al lado del otro, comentando sobe los peces, quedándose varios minutos mirando ciertas peceras.


— Natasha, tengo algo que decirte — dijo Adriel tomando asiento en una de las bancas que se hallaban dentro del recinto para descanso de los turistas, Natasha tragó saliva, todavía no se había preparado mentalmente para la declaración de amor.


— Claro, ¿Qué es? — preguntó la chica sentándose al lado de él con las manos aferradas a sus rodillas.


Adriel suspiró profundamente y volteó a verla con las mejillas teñidas de carmesí.


— Me gusta Carolina — confesó mirándola fijamente para luego bajar la cabeza y esconderla entre sus manos — ¡qué pena decirlo! — exclamó azorado moviendo la cabeza de un lado al otro.


Natasha se quedó perpleja ante lo que había escuchado, aquel chico que supuestamente era su destino le decía que gustaba de su mejor amiga, se levantó de la silla.


— Ah…y yo que pensé que esto podría haber sido una cita y que hubiese sido el momento perfecto para declararme, pero ahora no hay sentido alguno — Dijo Natasha aguantando las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos, en ese instante el hilo que antes había reaccionado con Adriel se rompió.


Adriel se sorprendió al escuchar lo que decía Natasha, a pesar del tiempo juntos, no se percató de sus sentimientos, de inmediato se sintió culpable.


— yo…no sé qué decirte…perdón — dijo Adriel bajando la cabeza, al escuchar la última palabra del diálogo del pelirrubio Natasha sintió que algo dentro de ella se destrozó con un “crac” incluido, había sido su corazón.


El celular de Natasha sonó rompiendo la atmosfera depresiva del momento, Natasha cogió el teléfono, al otro lado de la línea Carolina le hablaba, pero ella al escuchar su voz le pasó el celular a Adriel.


— aprovecha, dile que la veras dentro de un rato — Dicho esto Natasha dio media vuelta, secó las lágrimas con sus manos, las cuales ahora caían si querer parar — mañana en clase le das a carolina mi celular para que me lo devuelva — agregó despidiéndose con un ademán de mano para luego salir del acuario a paso veloz.


Desde entonces Natasha dejó de creer en el hilo rojo del destino y se olvidó de los romances de cuentos de hadas, Adriel y Carolina se volvieron pareja pero Natasha no volvió a hablarles, había perdido a su mejor amiga y al chico que quería, pero eso no le importaba, ya había un vacío en su corazón que no en el futuro podría llenar alguna vez.




FIN

20 sept 2011

Hatsukoi*


Hatsukoi*

Era un viernes en la tarde cuando Melissa lo vio por primera vez, ese día había acompañado a su hermana mayor al festival de su sección, aunque estudiaban en la misma academia, al ser de diferentes grados — ella en secundaria, su hermana en bachillerato — estaban divididas, por lo que cada sección hacía actividades independientemente de la otra. Melissa había sido obligada a ir con su hermana — Yahaira — a regañadientes, por lo que se encontraba con un humor de perros.
— Odio este tipo de actividades, ¡Hay demasiada gente! — se quejó Melissa cruzándose de brazos mientras recorría a la multitud con mirada despectiva.
— Respira Meli, no vamos a estar mucho tiempo, prometo que en cuanto cante el grupo de mi amado Alonso, luego de saludarlo, nos iremos — respondió Yahaira sonriente, a ella no le causaba problemas la multitud, estaba acostumbrada a ella, toda su vida se la había pasado participando en concursos en los cuales ganaba por lo que siempre vivía rodeada de personas.
— Y pensar que solo vinimos a escuchar al inútil de Alonso — musitó Melissa bajando la cabeza resignada, no tenía sentido seguirse quejado, después de todo su hermana era la que llevaba las llaves del carro consigo y ella no se atrevía a marcharse sola a casa a esas horas de la tarde.
Hacía un calor exorbitante, Melissa se vio obligada a desabotonarse aquellos botones que nunca se había atrevido a desabotonar, para ella la decencia lo era todo, por lo que siempre portaba una imagen impecable, cabellera con litros de gel para evitar pelos rebeldes, cejas peinadas, labios con bálsamo, blusas abotonadas hasta el cuello y faldas debajo de las rodillas, la imagen de toda una señorita correcta recién salida de un convento. El olor a comida grasosa aunado con el sudor de adolescentes en plenas hormonas la habían estado mareando desde hacía ya un rato por lo que se deslizó fuera de la muchedumbre y lejos de su hermana para poder respirar aire fresco.
Realmente odio esto, no sé cómo mi hermana puede soportarlo, en sin duda una boba, todo por causa de las hormonas y de su estúpido novio , después de respirar unos minutos lejos del gentío emprendió la retirada, iría a nadar entre las personas dentro de una hora en búsqueda de su hermana, pero  mientras el tiempo pasaba debía encontrar un lugar pacífico y placentero para estar el armonía consigo misma.
Caminó con las manos  cruzadas y la mirada perdida en el horizonte, se había perdido en sus pensamientos, hecho que ocurría muy a menudo y que causaba problemas entre los miembros de su familia al creer que eran ignorados por su hija menor; sin un rumbo fijo terminó dentro el campus, más bien, dentro de los vestidores de chicos.
El cambio drástico en el ambiente y el elevado olor a hormonas y desodorantes la hizo regresar a la realidad y darse cuenta en el sitio en el que se encontraba.
¿Qué demonios hago aquí? , se preguntó deteniendo sus pasos y mirando hacía todas direcciones reconociendo que, efectivamente, se encontraba en los vestidores de chicos; una alarma de peligro se prendió en su interior, sintió la necesidad de salir de ahí cuanto antes, si alguien la encontraba ahí, toda su imagen de perfección se iría al caño.
Mejor salgo de aquí , dispuesta a irse dio media vuelta pero el sonido de la regadera la hizo detenerse y mirar tras de ella, las duchas se encontraban a unos cuantos pasos, algo de lo cual no se había fijado, la alarma se intensificó pero ya era demasiado tarde,  ante ella apareció la imagen de un joven desnudo con la toalla en el cuello, el cual al verla se cubrió de inmediato con las manos.
— ¡No inventes! ¡Sal de aquí! — exclamó el joven maniobrando con sus manos para evitar que ella se fijase en sus partes nobles  mientras trataba de cubrirse con la toalla.
Ella sonrió y barrió con la mirada al joven, examinando fugazmente cada parte que había estado expuesta. El chico la miró con el ceño fruncido, ella reaccionó y bajó la cabeza.
— ¡Disculpa! — dicho esto emprendió la huida lo más rápido que sus piernas le permitieron, en el camino la imagen del chico desnudo, las partes de su cuerpo no dejaban de atormentarla, sacudió la cabeza tratando en vano de sacarse tales impuras imágenes, pero no podría, ahora ella no olvidaría a aquel guapo chico de los vestidores.

Durante toda la semana siguiente, Melissa no pudo quitarse de la cabeza las imágenes del chico, a pesar de sus esfuerzos concentrándose en diversas tareas, exámenes, actividades escolares y extra curriculares, aquel muchacho seguía apareciendo una y otra vez, harta de ello se dispuso a averiguar la identidad del chico.
ya se acercaba otoño, por lo que el clima cambiaba constantemente y las lluvias se dejaban caer cuando uno menos lo esperaba, Melissa como mujer precavida que era siempre llevaba consigo un paraguas, pero esa tarde sería la excepción, su hermana se lo había llevado y a ella la había dejado sin futura protección al clima.
— Buen momento para dejarle el paraguas a mi hermana — se quejó en voz alta colgándose el bolso en el hombro, ahora debía esperar a que la lluvia pasase para poder correr a la tienda de abarrotes más cercana. El día había resultado infructuoso, no tenía la menor idea de quién era el chico de los vestidores, lo único que tenía claro, era que estaba en bachillerato puesto que cuando lo vio ella se encontraba en esa zona del campus.
— sí que llueve fuerte el día de hoy, ¿has olvidado el paraguas? — escuchó Melissa la voz de un chico que le hablaba tras de ella, volteó a verle y lo reconoció.
¡es él! , exclamó para sus adentros mas no realizó expresión alguna que la delatara, el chico la miró con el ceño fruncido por unos momentos y luego sonrió.
— Si, es una tormenta, se lo dejé a mi hermana pensando que no llovería, pero ya ves, el clima cambia constantemente — respondió sonriéndole de vuelta, lo menos que quería en ese momento era asustar al chico, aunque ella se sentía en terror al estar hablando tan tranquilamente con él.
— Eres la chica que me vio en los vestidores, ¿no es así? — preguntó el joven sin dejar de mirarla; la sonrisa de oreja a oreja en los labios de Melissa desapareció al instante, desvió la mirada.
— No lo hice adrede, disculpa por haberte visto en paños menores — de disculpó Melissa dándose la vuelta, lo que menos quería en ese momento era enfrentarse a esa bochornosa situación.
El chico  se colocó a su lado, abrió el paraguas que llevaba consigo y la tomó del brazo.
— Tranquila, fue un accidente, Soy Franklin — se presentó el chico sin mirarle mientras la conducía fuera de la protección del techo.
Melissa se dejó hacer, nunca se había puesto tan nerviosa, creía que los chicos eran especímenes difíciles de tratar y por consiguiente se había negado a intentarlo, pero después de ver a Franklin, toda barrera se disipó.
— Mucho gusto, Melissa — respondió en voz baja siguiéndolo, agradeció a su hermana por haber pedido el paraguas, y que el destino le hiciese cruzarse con Franklin.
Caminaron hombro a hombro debajo de la lluvia en silencio, Melissa por su nerviosismo y Franklin porque no hallaba un tema de plática. En algún momento se encaminaron a la zona de vivienda de Melissa, hecho que la hizo extrañarse.
— ¿Cómo es que sabes en dónde vivo? — preguntó Melissa mirándole de soslayo mientras seguían caminado en dirección a su hogar. Franklin sonrió.
  Estudio en el mismo salón que tu hermana Yahaira, la he acompañado muchas veces a su casa hasta que Alonso se volvió su novio, por lo que me sé la ruta de memoria — respondió Franklin sin mirarla caminado más aprisa, como si el tema le causase incomodidad y quisiese irse cuanto antes.
— Ya veo, entonces no fue casualidad que nos encontráramos en la entrada — dijo Melissa en voz baja caminando al paso de Franklin.
Franklin detuvo su paso y jaló del brazo a Melissa, haciéndola pegarse a él.
— Debes prometerme, que no le dirás a Yahaira que me conoces — dicho esto la empujo fuera de la protección del paraguas y se fue a paso veloz de ahí, dejando a Melissa enfrente de su casa empapándose, la caminata debajo del paraguas había sido en vano.

Después de la tarde en la que Melissa se reencontró con Franklin, ambos comenzaron una relación de amistad en secreto, puesto que Franklin le repetía constantemente a Melissa que no le dijese nada a su hermana.
Las dudas la carcomían por dentro, ¿Por qué no quiere que Yahaira se entere? , se preguntaba al menos una vez al día, pero luego olvidaba dicha cuestión cuando pasaba la tarde con él y éste la acompañaba a su casa no sin antes comprobar que Yahaira no se encontrase cerca.
Por vez primera Melissa se estaba enamorando y todo parecía indicar que el chico tenía un sentimiento hacia ella, el cual no era específico, pero ella no perdía las esperanzas de que fuera igual al suyo.
— Dime Franklin, ¿Por qué debo de ocultarlo con mi hermana?, no es como si estuviésemos haciendo algo incorrecto — preguntó Melissa entregándole un paquete de galletas a Franklin, que había comprado en la tienda compartida del campus.
Franklin tomó las galletas y posó la mirada en el horizonte pensativo.
— No lo hacemos, pero no quiero que se entere — respondió Franklin zanjando el asunto en ese día; por más que Melissa tratase de sacarle la respuesta que tanto deseaba escuchar no lograba nada.
Después de un mes, Melissa estaba segura de que no podía seguir siendo solo amiga de Franklin, sus sentimientos estaban a punto de desbordarse por lo que decidió citarle un sábado para declarársele.
Ese día su hermana y Alonso habían salido a una cita por lo que Melissa se encontraba sola en casa, después de arreglarse se dirigió al punto de encuentro, los cines, el lugar en donde había quedado con Franklin.
  ¡tengo tanto miedo!, nos llevamos muy bien, pero eso no quiere decir que tiene ese tipo de sentimientos hacia mi , pensaba Melissa mientras esperaba sentada en la cafetería del cine, Franklin le había mandado un mensaje hacía unos minutos diciéndole que se había retrasado pero ya estaba en camino.
— ¿Meli? — Una voz femenina la hizo sacar la vista del celular, enfrente de ella estaba su hermana tomada del brazo de Alonso.
— Melissa, ¿Cómo te va?, hace mucho que no te veo, Yahi habla mucho de ti, no tienes idea, eres su adoración — Dijo Alonso pasando un brazo por la cintura de Yahaira a lo que la chica respondió apoyando su cabeza en el hombro de él.
— ¿Qué haces aquí?, ¿has quedado con alguien? — preguntó Yahaira sonriente mirando de arriba abajo a su hermanita.
— ah…si, algo así, un amigo — respondió Melissa desviando la mirada, aquello era fatal, en qué momento se le había ocurrido citar a Franklin en el lugar de citas comunes de su hermana y su novio, no estaba pensado de seguro cuando le dijo.
Yahaira estaba a punto de hablar cuando Franklin apareció tras Melissa con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro.
— Perdona mel, tuve un contratiempo, pero ya llegue, vamos a ver la peli — dijo mirando fijamente a Melissa sin percatarse de la presencia de Yahaira y Alonso.
— Franklin… ¿es él tu amigo Melissa? — preguntó Yahaira mirando a Franklin y luego a Melissa.
— Ya se me estaba haciendo raro que no aparecieras en escena — comentó Alonso mirando fijamente  Franklin.  Franklin levantó la mirada hacia la pareja, su antes sonrisa alegre se transformó en una mueca de dolor, tomó la mano de Melissa y la jaló consigo fuera de los cines.
— ¡Franklin!, ¿Qué sucede? — preguntó Melissa desconcertada, todo había pasado demasiado rápido, aun no tenía ni idea de porque Yahaira y Alonso lo conocían, pero lo que más le desconcertó fue el rostro descompuesto del chico.
— Perdóname Melissa, no quería ocultártelo, pero era la única manera de que pudiera estar cerca de Alonso — confesó Franklin comenzando a caminar en dirección opuesta al centro comercial, Melissa sintió como si hubiese tomado su corazón y lo hubiese aplastado y embarrado contra el piso, el chico al cual pensaba confesarse en cualquier momento, le estaba confesando que amaba al novio de su hermana, ese decir, el chico era gay.
— Te amo, y sé que tu no me puedes amar de la misma manera, pero necesitaba decirlo, gracias por decirme la verdad — Dijo Melissa en voz alta, haciendo que Franklin voltease a verla; las lágrimas se derramaban por los ojos de la chica, ahí se había ido su primer amor, el cual tal vez algún día olvidaría y enterraría junto con los futuros.
FIN.

*Palabra Japonesa en Romanji que significa “Primer amor”

15 sept 2011

Romance de invierno parte 2-Final

Texto anterior: 1




2



Ha llegado la ocasión de hablarles acerca del tiempo en el que Natalia y yo estuvimos juntas, he de confesar que ese periodo es algo oscuro, difuso y sin evidencias, pero aun así hay algunas cosas que recuerdo del asunto.


La primera semana fue la más complicada — para mí —, nos habíamos vuelto novias formalmente por medio del Messenger pero no nos habíamos visto después de ese día, por lo que mantuvimos una relación vía internet con video llamadas y mensajes en el Facebook.


Una tarde charlando con ella en el Messenger ella me pidió que apartara un día para ir a verla, en eso entonces yo ya había dejado la escuela formal y me dedicaba a estudiar una carrera técnica de artes por lo que mis tardes libres eran contadas; luego de ponernos de acuerdo del día para vernos seguimos con la conversación hasta la madrugada, y así le seguimos los días siguientes.


El día que nos “citamos” — por decirlo de alguna manera —, mi mejor amiga Sarahí fue conmigo, esos meses mi familia estaba pasando por una crisis económica por lo que mi efectivo era escaso y dependía de Sarahí para poder ir a ver a Natalia, en fin, el primer día que la vi luego de ser formalmente novias, fue el día más extraño, yo me sentía completamente fuera de lugar, incomoda y no sabía qué hacer, sin contar que me causaba muchos problemas pensar que aquella chica era mi novia, dos conflictos que me persiguieron durante un mes entero — no había considerado en mi existencia fijarme en una chica —; fue un día como cualquier otro, parecíamos dos grandes amigas hasta que ella me sorprendió tomándome la mano, al principio no me sentía muy nerviosa pero después de su proeza comencé a estar más pendiente de ella y gracias a ese gesto me empecé a enamorar.


Después de ese día, me pasaba las horas al teléfono con Sarahi, comentando sobre el asunto, aun no quería aceptar el hecho de haberme fijado en una chica, iba completamente en contra de mi actitud conservadora, no tengo nada en contra de los homosexuales pero pensar en mi como uno de ellos me causaba estragos, de cierta manera pensaba como homofóbica.


Natalia vivía a hora y media de mi casa por lo que acordé con Sarahí y con ella de visitarla al menos dos veces a la semana, era fiel a ello, comenzamos a convivir más y a comportarnos como una pareja cursi y muy acaramelada — así nos etiquetó Sarahí —, hasta ahí todavía no había caído completamente ante ella, aún buscaba algún hilo que jalar, y pensaba de qué manera hacer que rompiésemos, fue un fin de semana en el que toda idea de romper y mi homofobia se desvaneció por completo.


Era un sábado, habíamos quedado en grupo para ir al cine, pero no habíamos calculado el hecho que se acercaba una tormenta y el clima no era adecuado para salir de casa, llegue media hora antes de lo acordado, Sarahí llego después junto con otra amiga — Ariana —, pero ella no había llegado, anduve con mis amigas caminando de un lado al otro esperándola hasta que la tormenta estalló, entonces me di cuenta que Natalia ya no iría, la felicidad que había sentido al pensar que iría al cine con ella se desvaneció y entre en un estado de depresión, el cual mis amigas notaron pero no hicieron comentario alguno, después de haberme resignado a que no la vería, me llegó un mensaje de ella diciéndome que la lluvia la había atrasado, pero que ya estaba ahí, la alegría llego a mí, como si hubiesen encendido el switch de felicidad, apenas la vi no pude evitar no abrazarla; — pensé que no vendrías — le dije luego de soltarla y admirarla, se veía sumamente hermosa con su ropa masculina, — Te dije que vendría , ¿no?, yo cumplo las promesas — respondió en su tono desinteresado y carente de emoción que le caracterizaba; aquella simple frase hizo que mi corazón latiese a mil y cayese rendida.


Luego de ese día cada que la veía se iluminaba el día, no sentía las horas pasar, me encantaba sostenerla en mis brazos, acariciar sus formadas piernas — parte de su cuerpo que adoro hasta ahora —, y estar así al lado de ella sin necesidad de palabras, ya que no requeríamos palabras para comunicarnos.


Natalia era todo lo contrario a mí, infantil, poco sociable, de gestos masculinos, pensaba en el hoy y ahora mientras que yo pensaba en el futuro e imaginaba más allá del día de mañana. Los meses siguientes fueron como en las novelas rosa en donde todo es romántico, lleno de pláticas cursis, gestos cariñosos pero ningún beso, parecerá extraño en una relación de la actualidad pero no nos besamos hasta el tercer mes.


Después del segundo mes ella comenzó a cambiar, se había vuelto un poco más distante de lo común y ya no se desvelaba charlando conmigo, estaba más cansada siempre y no faltaba día en el que me hablara de su nueva amiguita, la cual me di cuenta enseguida, le llamaba la atención pero confiada en que me amaba hice caso omiso, ya se le quitaría con el tiempo su fascinación hacia aquella mujer. El día que cumplimos nuestro tercer mes fui a verla junto con dos amigas, estuvimos en un parque cercano a su casa, le entregue su regalo de navidad — ya estábamos en noviembre — y estuvimos juntas hasta la tarde noche, ya le había pedido días antes que ella fuera la primera en besarme pero solo había obtenido negativas de su parte, por lo que ese día no fue la excepción, harta de seguirle insistiendo estuve a punto de mandarla por un tubo cuando venciendo toda su pena me besó, no fue un beso como el de los adolescentes locos llenos de hormonas se dan, fue un beso dulce, no duro mucho pero aprovechando la situación le pedí otro, el cual me dio con un poco de resistencia; ese día fue el mejor de mi vida, había obtenido el beso que siempre había deseado, uno romántico al atardecer/anochecer; después del primer beso los demás fueron contados, todos tiernos y con duración mínima.


Hasta ese mes yo seguía locamente enamorada de ella pero ella se comportaba cada vez más y más extraño, me hablaba más seguido de su amiga y después de habérmela presentado me di cuenta que aquella chica tenía algo entre manos, pero mi optimismo y emoción del momento me hizo tirar esa hipótesis a la basura.


El cuarto mes lo pasamos un poco distanciadas, ella anda ocupada con su colegio además de la planeación de su próximo cosplay, la convención se acercaba, yo igual andaba ocupada con ese tema por lo que nos vimos hasta el día de la convención.


El sábado ella fue con su hermanita y no encontramos ocasión para estar juntas por lo que desistimos y esperamos a que el domingo si hubiese chance, el domingo pasó igual salvo una cosa de la cual había estado temiendo desde hace dos meses; nos peleamos por causa de la amiguita nueva que había conocido, la cual a mí ya a esas alturas me desagradaba, resulta que Natalia había quedado con aquella chica en la convención por lo que el tiempo que pudimos haber tenido juntas lo uso para estar con ella, después de enterarme que se había ido con su amiguita, sentí que ya no podría hacer nada y que aquello acabaría en cualquier momento pero mi amiga sarahí evito que la cortase en ese mismo momento; ella noto mi incomodidad y me mandó un mensaje haciendo así que nos reconciliáramos por el medio menos confiable, el celular.


Al día siguiente — lunes — no la encontraba por ningún sitio y no me animaba a hablarle, no quería molestarla, y así paso el día sin saber nada de ella, pero al día siguiente, martes, ella me contacto por el Messenger:


Natalia dice:


Hola


Andrea dice:


Hola! Me alegra que te hayas conectado! Te estuve buscando ayer!


Natalia dice:


Ah…anduve ocupada….estem…hay algo que tengo que decirte :/


Andrea dice:


Qué es?


Natalia dice:


La verdad no creo que lo nuestro vaya a funcionar, es decir, siento que yo no avanzo, tú quieres que avancemos pero yo no puedo, encontrarás a alguien que te aprecie y te merezca.


Andrea dice:


Pero…podemos intentarlo!


Natalia dice:


… no, no podemos, no sé cómo decirte esto…


Andrea dice:


¿Qué no me quieres?


Natalia dice:


Si! Si te quiero…pero…ya no como antes…no se…


Andrea dice:


Y cuando dejaste de quererme?


Natalia dice:


Esta mañana.


Y con esa frase —algo modificada por mis difusos recuerdos— terminó conmigo por el mismo medio en el que habíamos comenzado, el bendito Messenger. Ese día llore amargamente y me deprimí, pero logre salir adelante con la ayuda de mi mejor amiga y familia, días después estando en el Messenger ella me dijo algo de lo cual yo sabía pero me había hecho boba durante todo ese tiempo.


Natalia dice:


Hola! Adivina qué?


Andrea dice:


Hola, que?


Natalia dice:


Tengo novia!, a que no adivinas quién?


Andrea dice:


mmm….alguien que conozco verdad?


Natalia dice:


Sip, de las que conoces, quien podría ser?


Andrea dice:


Laura, verdad?


Natalia dice:


Oh! Y como lo supiste?


Andrea dice:


Era obvio…


En efecto, Natalia había dejado de quererme desde hacía mucho tiempo pero no había tenido el valor de admitirlo y terminar una relación con alguien a quien no amaba, incluso le pregunte acerca de Laura, le dije cosas para que razonara el porque me hablaba de ella tan constantemente pero ella siempre respondía con un: “pero yo te quiero a ti”, le di la confianza para decirme si ya no funcionaban las cosas pero ella no lo hizo, hasta que Laura fue directamente tras ella ; ahora he superado aquella traición — al menos yo así lo sentí — y a ella el karma le llego por haberme dañado, Laura terminó con ella porque se dio cuenta que en realidad solo podía querer a hombres; desde entonces sé que el karma existe y que uno debe estar en paz con el por eso ahora escribo esto, para eliminar aquellos sentimientos que aquella niña de 15 años se llevó hace un año.



FIN

10 sept 2011

Sin titulo


— ¡Siempre es lo mismo contigo!, blanco y negro, blanco y negro, ¿¡No puedes considerar por un momento el gris?!
Le miraba impávido con los brazos cruzados en el pecho y una sonrisa sardónica dibujada en mis labios.
— ¡Ya no soporto esto!, tenemos que hacer algo
Tomó asiento en la orilla de la cama y comenzó a morderse las uñas, gesto que hace siempre que se encuentra irritado, nervioso o fastidiado. Baje la mirada  y solté  un suspiro; Angel tenía razón, a pesar de ser un chico de mente abierta, había ocasiones en las que no aceptaba un “no sé” como respuesta, demasiado extremista me decían mis padres cada que actuaba de tal manera, bueno o malo, polo a polo, siempre ignorando otras posibles soluciones, salidas, caminos.
— Angel, sabes que no puedo ver más allá de lo establecido, en cuanto a ese tema se refiere, o lo tomas o lo dejas, así de sencillo
Seguí con la mirada gacha; sabía que lo que hacía estaba mal, no podía hacerlo elegir entre yo y su familia, pero soy egoísta, lo quiero solo para mí. Escuché el “tap tap tap tap” de tus zapatos contra el suelo,  te estabas impacientando.
— Déjame pensarlo, mientras tanto, tomémonos un tiempo.
Otra vez aquellas palabras, durante mis 29 años de existencia, siempre he cometido el mismo fallo, sé que no debo hacer ceder todo el tiempo a mis parejas, pero no puedo evitarlo, es algo nato e incontrolable.
— si así lo deseas, tomémonos un tiempo…
Nuevamente el silencio, no sé cuántas veces en este último mes nos hemos quedado en esta situación, pareciera que todo se está yendo por la borda, subo la mirada y me miras fijamente, ¿Qué ves?, ¿por qué sonríes de esa manera mientras tus ojos indican cierta tristeza?
— ¿así de fácil?, ya veo que tanto amor que profesabas, solo era palabras vacías.
Un puñal en mi pecho, eso siento en este momento, eres el único que ha logrado regresarme a la realidad más de una vez, no por nada hemos estado juntos tantos años, de los cuales no te he dado el lugar que te corresponde. Carraspeo, estoy nervioso, angustiado, ansioso y más que nada molesto.
— Ángel, te debo muchas cosas, eres alguien a quien nunca podre reemplazar, las veces que te he dicho que te amo, lo he demostrado, he sido sincero, no es la primera vez que tenemos este tipo de discusión por algo tan trivial.
Mal final para un excelente discurso, vaya que me empecino en poner mis ideas y valores sobre los demás, otro punto en contra.
— vaya que eres un idiota, y uno muy grande, aunque no sé si yo lo soy más por quererte, como te dije, lo pensaré y en dos semanas te doy mi respuesta
Se levantó de la cama y se acercó a mí, tomó mis manos y las cubrió con las suyas. Le miré algo confundido, pensé que con aquella última frase él saldría del cuarto y no lo volvería a ver jamás, es algo desalentador haberme equivocado.
— Mientras tanto, no tienes permitido irte de juerga, ni levantar a otros hombres o mujeres, ¿entiendes?, tú eres solo mío.
¿Era cierto lo que escuchaba?, una posesividad en cuanto a mi persona de parte de él, nunca me lo hubiese planteado, durante diez años el no dio indicios para que pudiese formular dicha parte desconocida de su personalidad.
— Suena a que soy un puto, sabes que no me agrada socializar y mucho menos cogerme a cualquier chico guapo o chica voluptuosa que se me cruce en el camino, no soy un perro en celo
Carcajadas salieron de su boca, le lagrimaron los ojos, ¿había sido tan gracioso lo que dije?, no lo creo, pero ahora recuerdo que él siempre ha tenido buen sentido del humor, algo de lo que yo carezco completamente, me tomo todo enserio.
— lo sé, lo sé, pero quería advertirte por si las dudas, uno no sabe lo que puede llegar a pasar el día de mañana, ¿Qué tal que despiertas con un cable cruzado y te crees nuevamente adolescente?, ¡no puedo permitir eso!
Ahora es mi turno de reírme, su sentido del humor derriba siempre mis barreras, definitivamente, los diez años no han sido en vano, ni son por mera costumbre, aún puedo decir que amo a ese hombre, que aunque es siete años menor que yo, parece estar diez años más encima de mí.
— ¡Me hieres el ego!, pero puedo perdonártelo, toma tu tiempo, el traslado es hasta dentro de dos meses, además, si no quieres dejar todavía el mundo que conoces e irte a un lugar desconocido y yo tengo que irme, te vendré a ver, y mantendremos contacto
¿Quién lo diría?, he cedido por primera vez en mi vida, aquella simple sonrisa que logró sacarme fue suficiente para dejar de lado mi egoísmo, no puedo permitirme perder al hombre de mi vida por un simple capricho. Tus ojos se han abierto enormemente, al igual que tu boca, parece que no te lo crees.
— Brandon, idiota sin medida
Me has rodeado con tus brazos el cuello y cerrado tus ojos, la invitación es clara y concisa; con dicha reacción, puedo aprender a ceder un poco y dejar que él tome el control de vez en cuando, después de todo, el consejo que daba al fin he de aplicarlo: “En una relación, tiene que haber reciprocidad, respeto y honestidad, comunicación”. Es hora de disfrutar del fin de semana, que puede que al día siguiente no despierte.

7 sept 2011

Romance de invierno parte uno



 1




Este relato, historia o como lo desees llamar, ocurrió el año pasado, 2010 ― actualmente es 2011―, en eso entonces tenía 18 años, mi personalidad ere diferente a la de ahora, era una adolescente sonriente, que no le importaba nada ni nadie, algo introvertida, enamoradiza y con un temor al lesbianismo inminente. Ha decir verdad algunas de las características de eso entonces siguen prevaleciendo, pero las más oscuras y dañinas para mí, esas no. Te contaré cuando la conocí, en esa época, estaba demasiado involucrada en asuntos frikis ― manga, anime, cosplay, animación japonesa ―, que iba a casi todos los eventos relacionados junto con mi grupo, en uno de esos eventos fue que de alguna manera ella hizo contacto con nosotras, en especial conmigo ― y eso que durante el día del evento no hablé para nada con ella ―, al tiempo que ella estaba a punto de meterse en mi vida, un chico apareció, alguien que hasta la fecha considero importante, Marcos, él sí hizo contacto con nosotras ese día y después sólo conmigo, pero el asunto aquí no es Marcos, si no la chica, Natalia.


Tiempo después en mi metroflog encontré un comentario acerca de una foto del día del evento, tanto de Marcos como de Natalia, intercambiamos correos, cuentas del facebook y así comenzó nuestra “amistad”; puesto que mi grupo y yo íbamos a realizar una presentación para la convención de anime próxima, necesitábamos algunos integrantes más para tener a los personajes principales del grupal que íbamos a hacer. Ella fue una de las primeras a las que solicite apoyo, el cual aceptó, y así nos vimos un poco más seguido debido a que era requerido el ensayo grupal para la presentación.


Así pasaron como 2 meses, a pesar de que la veía casi todos los domingos, nuestra relación en persona no pasaba más de un simple saludo, felicitaciones y demás formalidades; nuestra relación vía internet era mucho mayor y mas estrecha que en persona. Ella desde un principio me escribía de una manera diferente de la que otras amigas te pudiesen escribir, había experimentado antes el gustarle a una chica, pero así como vino la curiosidad, se fue.


Seguimos hablando incluso después del performance ―el cual no ganamos por cierto ―, me faltó mencionar algo importante a este relato, el hecho de que a mí, aquella chica, tres años menor que yo, me llamaba la atención y me incitaba a acosarla cada que la tenía cerca.
En agosto mi mejor amiga, Sarahí, andaba de novia con una chava, la cual yo le había presentado ― de hecho se volvieron novias debido a mí y mi presión social, de alguna manera ―, por lo que durante ese tiempo me la pasé aun mas en el Messenger y las redes sociales. Después de que mi mejor amiga y su ex cortaran, pasó un mes, en el cual tuve oportunidad de conocer un poco más a Marcos y así fijarme más en el y que mis sentimientos evolucionaran.


A finales de agosto, la relación entre Natalia y yo se había vuelto notoriamente extraña, cuando nos veíamos, ella iba hacia mi y me dejaba hacerle lo que quisiese ― cosa que no hacia, porque no soy una pervertida ―, cualquiera que nos hubiese visto juntas en ese tiempo hubiese creído que nos coqueteábamos mutua y constantemente. Un día Natalia escribió algo por el Messenger que me dejo helada y confusa: te quiero. Aquellas simples dos palabras me hicieron dudar acerca de nuestra relación, ¿Qué era lo que teníamos?, y lo mas importante, ¿porqué me escribía esas cosas?, porque no era la primera vez que decía algo que me hacia pensar que ella tenia sentimientos mas allá de amistad hacia mí. He de confesar que la manera en como nos hicimos novias no fue la mejor opción. Harta de no saber si a Marcos le gustaba o solo jugaba, aposte al destino y le lancé una pregunta al aire: ― ¿quieres andar conmigo?. Creía que se reiría o diría alguna estupidez, pero no, respondió sin rechistar y así luego de desechar mis ilusiones con Marcos, comencé una relación con ella, de la cual, contaré en otro ocasión.




CONTINUA....2

1 sept 2011

Obra de arte- Drabble


Escrito que hice el año pasado acerca del tema: pintor que pinta con los ojos.

*****




Adriel es un joven que a su corta edad ha desarrollado un irremediable amor hacia la naturaleza,  sus padres desean que él sea el siguiente sucesor en la compañía, la cual se dedica a la construcción de edificios de gobierno y que su único hijo niegue dicho título y prefiera oponerse a ellos cuidando y preservando la naturaleza, no les agrada en lo absoluto.
Él dispuesto a que sus padres entiendan el valor de todo aquello que les rodea y dejen de verlo como una simple inversión, se fue entrenando desde cumplidos los 11 para demostrarles a sus padres que la naturaleza se puede plasmar cual obra de arte. Dispuesto a ello,  su vida transcurrió escribiendo acerca de lo que veía, los lugares que visitaba, describiendo con una claridad y perfección las montañas, ríos, lagos, mares, animales, flores, insectos, todo aquello a su alrededor. Al cumplir los 16,  Adriel les informó a sus padres sus nuevos planes para la compañía en los cuales la destrucción no sería lo primordial y que él quería ser algo más que solo un empresario, quería vivir en el mundo artístico. Ellos incrédulos ignoraron sus peticiones hasta que una noche el destino se llevó al chico lejos del mundo de los vivos, sólo un objeto encontraron entre sus restos; una libreta, la cual tenía plasmada con su puño y letra durante todo ese tiempo todo aquello que ellos en su ceguera sus padres se habían negado a ver, una obra de arte.

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