He
vuelto a darme cuenta de las nimiedades del adolescente, tal vez para la
sociedad con mis veinte años ya no sea catalogada de esa manera, pero mi etapa
de desarrollo mental corresponde. Ahora mismo quisiera desaparecer o irme a algún
sitio en donde mis emociones desaparezcan, en donde no necesite de nadie para
existir, en donde no haya nacido de nadie, si no, haya sido creada de la nada.
Pensar
que me incomoda mi propio hogar, alguien que se la ha pasado predicando y
hablando maravillas de su casa, que si su madre es así, que su padre, que
su hermana; tristemente presumir sobre
cosas que son escasas, no ser rencorosa al respecto será imposible, lo único que
podré lograr será no vengarme, pero mi energía negativa siempre llega, de una
manera u otra; los pensamientos “emos” llegan a mi con más frecuencia que
antes, no se si una predisposición de mi propia psique para indicarme que lo
que estoy haciendo está mal y debo de buscar otro camino, ¿cambio?, nada me
interesa, estoy demasiado emocional, es patético. Oh bien, sigue existiendo
algo que puede devolverme la motivación existencial perdida y que seguirá haciéndolo
por el resto de mis días… o eso quiero creer, sin eso no tendría nada.
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