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—
entonces, a ver si lo entiendo, ¿ustedes dos están juntos? — preguntó por
enésima ocasión Hirotaro a la pareja que le miraba desde el otro lado de la
mesa — y, además, tú eres un beta y tú un alfa — agregó señalando a cada uno
respectivamente.
— No
es tan raro de ver estos días, no todo se basa en la pareja predestinada —
comentó Suzuki tomando la mano de su novio, Kirya sobre la mesa, el cual
respondió entrelazando sus dedos con él y dándole una sonrisa.
—
Pero…estás consciente que si tu amado Kirya, sin ofender hermano —- realizó un
ademán de cabeza hacia el mencionado — llega a encontrar a su omega destinado,
pues ¿lo más seguro es que termine yéndose con él? — agregó cruzándose de brazo
mientras hacía ademán de negación con la cabeza.
Suzuki
bajó la mirada y mordió su labio inferior, era cierto que, si algo así llegara
a suceder, había muy alta probabilidad que kirya se fuera de su lado; kirya
notó la inseguridad de su novio y apretó su mano haciendo que Suzuki lo
volteara a ver.
—
Después de cinco años, ¿crees que voy a dejarte por algo que es casi imposible
que suceda? — lo cuestionó el hombre mientras llevaba su mano libre a la
mejilla del otro y la acariciaba. — sabes que te amo y eres el único para mí —
agregó sonriéndole.
Suzuki
sonrió devuelta y suspiró aliviado, por un instante había sentido que todo
aquello que había estado ocultando acerca de sus inseguridades, iba a ponerle a
prueba en ese momento, pero al ver la mirada y sonrisa de su novio, sintió que
nada iría mal.
—demonios,
que cursis — comentó Hirotaro rodando los ojos para luego levantar la mano y
llamar al mesero.
Suzuki
estaba a punto de desechar por completo la idea que su novio lo dejase por la
leyenda de la pareja predestinada cuando sintió un olor característico, el
dulce aroma de aquella raza que más temía, un omega, pasó rápidamente su mirada
a dicho omega, era un hombre joven de cabellos ondulados corto, lucía una
esbelta figura envuelta en una ropa de mesero y le dedicó a su amigo, el cual
estaba pidiendo algo que no alcanzaba a escuchar, una sonrisa tan deslumbrante
que él sintió la necesidad de salir de ahí, como si no perteneciera.
Bastó
solo un segundo, en el que el omega recién llegado y kirya cruzaran miradas,
Suzuki vio todo en cámara lenta, como su novio volteaba de inmediato a la
presencia del mesero y como éste al verlo cambió su expresión sonriente a una
asombrada y sonrojada, y como su novio le sonreía de la misma manera en la que
a él le había sonreído la primera vez que se dijeron te amo.
Para
Suzuki estaba todo muy claro, ése chico hermoso que atendía aquella cafetería
que se les ocurrió visitar ese día, era la pareja destinada de Kirya, no había
motivo entonces para que él siguiera ahí, con el corazón estrechándose y las
lágrimas amenazando con salir, Suzuki se levantó de la mesa.
—Discúlpenme
ambos, recordé que tengo un trabajo que terminar, nos vemos mañana — dicho
esto, Suzuki hizo una media reverencia a ambos, dejo algo de dinero en la mesa
y salió a paso veloz de la cafetería.
Hirotaro
que había visto como la expresión de su amigo cambiaba de alegría a tristeza se
preocupó, por lo que enseguida se levantó para seguirlo.
—¿Se
encuentra bien? — preguntó el hermoso omega a Hirotaro mientras llevaba una
mano al hombro de éste, Hirotaro lo volteó a ver y luego a Kirya, el cual no se
había emitido palabra alguna, pero en su rostro se lograba ver la preocupación.
Hirotaro
suspiró y volvió a sentarse, miró al omega y le sonrió — no pasa nada, la
cuenta por favor — el omega asintió con la cabeza, dio una rápida mirada al
alfa que estaba sentado al otro lado y se retiró de la mesa.
—Iré
por el — dijo kirya sacando su cartera para dejar el dinero de lo que había
consumido.
Hirotaro
negó con la cabeza — deberías dejarlo procesar todo y esperar a que él te
contacte, siempre y cuanto te interese seguir estando a su lado, sino, ve por
él y termina todo de una vez — dijo Hirotaro al tiempo que tomaba un sorbo de
su café de la manera más tranquila del mundo.
Kirya
se dio cuenta que Hirotaro tenía razón, ni él mismo había podido evitar que su
cuerpo reaccionara ante la presencia del omega, era claro y evidente que ese
muchacho delicado era su destinado, frunció el entrecejo molesto consigo mismo
y suspiró derrotado, lo mejor sin duda, era dejar que Suzuki lo contactara.
*****
Suzuki
miraba el techo de su habitación con sumo interés, después de haber salido casi
corriendo del local, haber evitado que todo mundo viera como sus lágrimas caían
sin cesar, había rentado unas películas y se había dedicado a verlas apenas
llego a casa, sentía que no tenía sentido hacer todo lo que estaba haciendo, su
pecho dolía horriblemente, si bien, no había cortado con kirya, era obvio que
el amor que este sentía hacia él se esfumaría pronto, aún después de cinco
años, incapaz de poder seguir pensando optó por dormirse y deseó que ese día
jamás hubiese llegado o que al menos él fuera el omega destinado para kirya.
*****
Había
pasado una semana del incidente, Suzuki no había querido hablar con kirya en
todo ese tiempo, había estado dándole vueltas y vueltas a la situación, incluso
había llamado a su mejor amigo, Hirotaro, para consultarle y éste solo le había
dicho un “debes pensarlo por ti mismo amigo”
y le había colgado dejándolo con más dudas, incapaz de seguir así,
decidió que al día siguiente, tempranito, iría a la casa de kirya y le
plantearía la situación, quizás, muy en el fondo, podría el amor superar el
instinto y los vínculos predestinados.
Al
día siguiente Suzuki despertó más temprano de lo usual, lo primero que hizo fue
tomarse una ducha con agua fría, necesitaba estar lo más racional posible y a
la vez evitar que su novio…o ex novio, ya no estaba seguro, notara que toda esa
semana se la había pasado llorando.
—bien,
parece que soy un hombre de veintiséis saludable y de buen ver — se dijo así
mismo frente al espejo mientras se colocaba un poco de loción, si iba a ir con
su novio o no novio, tendría que lucir bien, no podía competir con la belleza
de un omega y lo sabía, pero al menos podía dar lo mejor de sí.
Después
de tomar un desayuno ligero, se encaminó a la casa de Kirya, se había sentido
bien, seguro y tranquilo hasta que estuvo enfrente de la puerta de él,
repentinamente sintió que su corazón se aceleraba y le faltaba la respiración,
respirando profundamente trató de normalizar sus latidos.
Estaba
a punto de tocar cuando Kirya abrió la puerta primero, por lo que encontrarlo
frente a frente fue demasiado para Suzuki y terminó cayendo de rodillas.
—¡Suzuki!
— exclamó kirya rápidamente ayudando a su novio a levantarse, pese a que estaba
preocupado por la reciente reacción de éste, le alegraba en sobremanera verle
ahí enfrente de él, la semana que habían estado separados había sido un sufrimiento
y ahora que lo tenía delante, pensaba aclarar todas las cosas.
—demonios
que poco masculino de mi parte — comentó Suzuki incorporándose con ayuda de
Kirya, éste le sonrió y lo ayudó a adentrarse a la casa.
—nunca
has sido muy masculino que digamos amor — respondió Kirya tomándolo de la
cintura mientras lo dirigía hacia la sala. Suzuki sintió sus mejillas arder al
tiempo que su corazón latir acelerado, había estado una semana sin sentir el
cuerpo de su novio, sin oler su aroma, sin escuchar su voz, por lo que ahora
tenerlo tan cerca era una tortura y su cuerpo solo quería decirle que le
hiciera el amor ahí mismo, luchando contra sus emociones, Suzuki recobró la
compostura y se apartó del agarre para caminar por su cuenta hacia la sala y
tomar asiento en el sofá; recorrió la habitación con la vista en búsqueda de
algo que le indicara que kirya había preferido al omega de la cafetería, pero
no vio nada más que cosas que ambos habían estado comprando, no vivían juntos
todavía, pero sin duda el lugar donde más rato pasaban, era la casa de kirya.
—vengo
a…vengo a decirte que…hmm… — Suzuki comenzó a hablar, se sentía nervioso, no
sabía cómo Kirya tomaría lo que le iba a decir, pero necesitaba decirlo, kirya
por lo pronto prefirió dejarlo hablar y tomó asiento a su costado.
—la
semana pasada conociste a tu pareja predestinada, y no lo niegues que vi tu
expresión en ese momento y sentí el olor que ambos desprendieron — dijo
mirándolo de soslayo lo más serio que podía, kirya asintió con la cabeza
indicándole que continuara. — bueno…el caso es que tú y yo llevamos 5 años
juntos, yo soy un beta y objetivamente jamás podré ser tu pareja predestinada y
mucho menos te puedo dar una familia, o al menos no tan fácilmente — agregó
desviando la mirada, kirya frunció el entrecejo sospechando hacia donde iba la
conversación. — yo…yo realmente te amo demasiado y quisiera que seas feliz y
estés con la persona que desees estar, incluso si no soy yo — continuó Suzuki
tratando en vano de que sus lágrimas no cayeran de sus ojos, Kirya hizo un ademán
de querer limpiarlas, pero Suzuki se lo impidió alejándose un poco de él el
sofá, kirya dejó la mano en el aire y la bajo de inmediato mientras mordía su
labio inferior frustrado — continúa — le pidió a Suzuki mientras se acomodaba
nuevamente en el sofá.
Suzuki
asintió con la cabeza, limpió sus lágrimas y respiró profundo —
entonces…pensaba que si quieres, puedo hacerme a un lado para que estés con tu
pareja predestinada o si no quieres pues…puedo seguir a tu lado hasta que
sientas que ya no me quieres más y me dejes — concluyó Suzuki luchando
nuevamente con no dejar a sus lágrimas salir, sabía que sus palabras eran una
tontería, pero necesitaba expresarlo, aunque en ese momento lo que más
necesitaba era ser sujetado por kirya, pero no lo diría, no quería sentirse
como el que le robó la felicidad a su persona
amada.
Kirya
suspiró fastidiado, dejó caer su cuerpo hacia atrás en el respaldo del sofá.
—Suzuki….admito
que el chico ese en el momento despertó algo raro en mí, pero…sinceramente más
que amor o enamoramiento, fue lujuria — declaró kirya tratando de sonar
calmado, pero por alguna razón se sentía sumamente molesto y frustrado — pese a
ello, no pienso tirar a la basura cinco años que he estado contigo por una
simple calentura, en realidad, no me importa eso de la pareja destinada, ni que
sea omega o no — continuó al tiempo que se levantaba y caminaba hacia Suzuki,
el cual enseguida bajo la mirada y se encorvó asustado, podía sentir la tensión
de Kirya en el aire, pese a ser beta, después de todos esos años, ahora podía
identificar el estado anímico de su novio por las feromonas que desprendía
inconscientemente.
Kirya
notó el nerviosismo de Suzuki, respiró profundo para calmarse y se colocó de
cuclillas frente a él.
—Suzuki,
debes saber que no me enamoré de ti porque seas un beta, omega, alfa u lo que
sea — le dijo mientras le tomaba las manos, Suzuki poso su mirada en la de
kirya y trago saliva nervioso, pero a la vez feliz. — me enamore por quien
eres, sin importar nada de eso y aún después de cinco años, sigo locamente
enamorado de ti y eres al único que amo —agregó llevando ambas manos de Suzuki
hacia sus labios, acto seguido deposito un beso en ambas. — destinado o no, tú
eres el único que estará hoy y siempre a mi lado y a quien quiero que esté ahí,
¿lo entiendes? — terminó kirya sin dejar de mirarlo.
Suzuki asintió levemente con la cabeza y dejó que sus lágrimas afloraran al tiempo que
rodeaba el cuello de su novio. — perdóname…yo pensé que…eso…te amo mucho — dijo
entre sollozos Suzuki mientras se lanzaba a los brazos de su novio, el cual
sonriente comenzó a depositar castos besos en la cabeza de éste.
—no
más menospreciarte y mucho menos preocuparte por esas cosas de destinados o no,
tu y yo, creamos nuestro propio destino juntos — dicho esto le dio un
superficial beso a Suzuki, éste sonrió entre sollozos y le devolvió el beso.
Ambos se miraron fijamente unos momentos mientras sonreían pensando en lo
dichosos que habían sido al encontrarse el uno con el otro.
fin
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