El sonido del celular me despertó del sueño que al
fin había logrado alcanzar, una semana entera de estresantes exámenes aunado a
Danial que no cerraba la boca y si osabas cerrársela no te lo quitabas de
encima por el resto del día no me habían permitido cerrar los ojos ni cinco segundos;
por suerte ese día Danial había decidido dejarme solo para descansar. Abrí los
ojos con pereza dispuesto a lanzar el celular por la ventana, pero un número
familiar me impidió hacerlo.
— Mamá ¿Qué es tan urgente para hablarme a esta hora?
— respondí al celular mientras miraba el despertador que marcaba las 3:00 am.
— Hijo ¡Cuánto lo siento! —los sollozos del otro lado
de la línea se hicieron presentes, la voz de la que reconocí como mi hermana
calmando el llanto de mi madre logró que despertara por completo, me senté a la
orilla de la cama.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras mamá? —pregunté
confundido y algo preocupado, que tu madre te hablara en la madrugada llorando
no era un buen indicio.
El llanto de mi madre me impedía entender lo que
trataba de comunicarme, me quedé en silencio a la expectativa de la respuesta.
—Hermano, recibimos una llamada de la madre de
Danial, dice que tuvo un accidente y
está muy grave. Está en cirugía ahora mismo, la madre del chico quiere que
estés ahí cuando él despierte—Dijo mi hermana con voz presurosa — si es que lo
hace—agregó en voz baja para luego decirle algo a mi madre que no entendí y regresar
al teléfono —no te quedes como idiota esperando ¡corre al hospital! —dicho esto
la llamada se cortó.
No sabía cómo reaccionar, era de madrugada tal vez
mi hermana y madre estaban jugando una broma pesada, horas atrás había hablado
con Danial y ¿ahora decían que estaba en cirugía? La cabeza me comenzó a doler,
podía sentir como las punzadas recorrían mis sienes y bajaban por la mitad de
mi rostro. Mi respiración comenzó a agitarse y las lágrimas comenzaron a caer,
el hombre del cual me había enamorado se encontraba entre la vida y la muerte,
no podía seguir estando quieto sin hacer nada, a pesar del dolor punzante me
levanté y con una velocidad sorprendente estuve listo para ir al hospital.
Alexander había conocido a Danial en la primaria
pero no cruzaron palabra hasta la secundaría que compartieron un amigo en
común, desde entonces se habían vuelto inseparables, eran chicos totalmente
opuestos, Alexander el clásico popular y Danial el nerd de gafas.
Alexander desde pequeño conocía sus preferencias,
no había dudado en plantarse frente a sus padres y decir que le gustaban los niños,
la noticia fue tomada de manera tranquila, después de todo sus padres habían
sido precursores del movimiento hippie y de apoyo a la diversidad en su
juventud, por lo que ser homosexual no había sido problema en casa para
Alexander, aunque lo mantenía oculto puesto que sabía que había niños y adultos
que no lo aceptarían prefería mantenerse discreto.
Fue hasta segundo de secundaria que Alexander se
dio cuenta de sus sentimientos por Danial, reacio a que el otro se enterase los
mantuvo ocultos hasta que se graduaron. En
la preparatoria fueron separados y cada uno estudió en una academia diferente,
Alexander aún seguía pensando constantemente en Danial, durante su primer año
se hizo de amistades a las cuales le confesó su amor por su amigo distante, sus
dos mejores amigos en eso entonces lo convencieron para declarar sus
sentimientos y después de mucho pensarle un día se atrevió a hacerlo dándole un
resultado inesperado: Danial aceptó sus sentimientos y aceptó salir con él.
Alexander desde ese día sintió que el gusto por Danial se había transformado en
algo más fuerte, sentía que estaba en el éxtasis de la vida hasta que Danial
sin haber pasado tan siquiera la semana lo cortó por Messenger. Alexander vivió
un periodo de depresión que lo hacía llorar todas las noches y mirar la vida
como algo más en su existencia, las ilusiones que había creado hacía el amor se
destruyeron y dieron paso a las contrarias de desesperanza, desilusión y
resentimiento.
Pasaron dos años, durante ese tiempo Alexander
procuro evitar contacto alguno con Danial, pero él no se lo permitía, no había
fin de semana que no lo viera por la excusa de amistad en común. Así entre un
vaivén de emociones vivió Alexander, no pudo pensar en ninguna otra persona
para posible pareja y se enfocó en sus estudios como nunca lo había hecho.
Al finalizar la prepa, Alexander se enteró de los
amoríos de Danial, lo cual afectó su ya de por si desilusionado corazón, a
pesar de eso, recibió una confesión de
Danial que le hizo volver a caer en aquella emoción que bien sabía sería
desastrosa, ya lo había sido una vez.
Esta segunda vez Alexander no se entregó por
completo, solamente aceptó por mera curiosidad , y como había esperado al poco
tiempo Danial lo volvió a dejar, esta vez no lloro ni se deprimió,
sencillamente decidió no aceptar una tercera si es que solía ocurrírsele a
Danial, reprimió sus sentimientos y los metió dentro de una caja y escondió al
fondo de su corazón.
Su relación con Danial siguió como antes, Alexander
siguió tratando de evitarlo pero todo era en vano, Danial encontraba excusas
ideales para que su relación no se cortara, al menos no la de amistad. Fue
hasta que Alexander cumplió los 23 que Danial volvió a proponerle salir,
Alexander pensó no aceptar pero Danial con argumentos bien elaborados no se lo
permitió, creyó que si esa vez no funcionaba aplicaría la ley de hielo a
Danial, aunque su corazón se marchitara con ello.
El primer mes de relación Alexander esperaba que
Danial en cualquier momento lo dejara, pero no ocurrió, sorprendido optó por
dejarse llevar un poco y que sus sentimientos afloraran; fueron bien recibidos
por Danial y luego de 1 año de relación Alexander captó que el otro no planeaba
dejarle. Entonces a pesar de las dificultades que sufrían al tener familias
opuestas, sobretodo en ideas sobre la sexualidad humana, mantuvo en secreto su
relación.
Alexander aplicó para la universidad de Psicología
y Danial para una de informática, por lo que siguieron estudiando separados,
pero luego de 3 años de relación decidieron vivir juntos, con ayuda de la madre
de Alexander y trabajos de medio tiempo de ambos lograron conseguirse un
departamento y comenzaron su vida de pareja.
Llegué al Hospital con una sensación de mareo
latente en mi cabeza, se había formado un nudo en mi garganta, sentía ganas de
llorar pero no salían las lágrimas, estaba desesperado. Busqué a los familiares
de Danial, al encontrarlos me di cuenta que ellos seguían viéndome como el
ladrón de su único hijo, el hombre que arrastró a su hijo a las llamas del
averno. La sensación de recelo aplastante que emanaba de aquellos rostros
llorosos, ojerosos y de miradas penetrantes se clavó por todo mi cuerpo,
haciendo caso omiso con todas mis fuerzas pregunté el estado de Danial.
— Buenas madrugadas señora Claurence, señor claurence
— saludé acercándome a cada uno para saludarle de beso, un rechazo evidente se
hizo presente, ambos me voltearon a ver y luego como si fuese peste giraron la
cabeza.
Una parte de mí se sentía culpable por aquella
pareja, si bien había de alguna manera robado a su único hijo, también había traicionado
la confianza que ellos habían depositado en mí, el mareo se hizo mayor, tuve
que tomar asiento y respirar unos segundos.
— ¿Cómo se encuentra Danial? ¿ya salió de cirugía? —
pregunté desde la silla de espera a la madre de Danial, ella me miró unos
segundos, suspiro y negó con la cabeza.
— Lleva apenas una hora dentro, los doctores dijeron
que era muy grave — Dijo el padre de Danial sin mirarme con tono serio.
Mi desesperación aumentó, ahora sabía que Danial
había tenido un horrible accidente y yo lo último que había hecho antes de que
saliera de viaje con sus amigos había sido sacarlo de casa con una actitud
déspota. Me sentía culpable ahora de la situación del hombre a quien amaba, mi
corazón se contrajo y por un momento sentí que dejé de respirar, cerré los ojos
y eché la cabeza hacía atrás en la silla.
— Alexander, gracias por venir, seguimos molestos
contigo por haber ocultado tu relación con nuestro hijo, pero ahora sé que es
seria — Dijo repentinamente la madre de Danial cerca de mí, abrí los ojos y la
encontré sentada en la silla contigua.
— Siempre la ha sido señora — contesté con un tono
tranquilo.
Me sentía
un poco más ligero en ese momento, parecía que los padres de Danial me
aceptarían al fin, ahora quedaba una cuestión, Danial seguía en cirugía y
ningún doctor había salido de la sala para avisar el éxito de dicha cirugía, yo
quería creer que sería un éxito puesto que no pude en ese momento imaginar mi
vida sin Danial.
Estuve en el hospital cinco horas más, hasta que a
las 9 de la mañana salió un doctor indicando el estado de Danial, la cirugía
había sido un éxito pero el cuerpo de Danial no la había soportado por lo que
había fallecido hace unos minutos en la cama de operaciones.
Solamente escuché que Danial había fallecido y mi
mente se quedó en blanco, dejé de escuchar las palabras de los padres de Danial
que gritaba el padre furioso alguna queja contra el doctor mientras que la
madre se había sentado en una silla y lloraba desconsoladamente. Miré hacía
todas direcciones sin reconocer en donde me encontraba, sentí un golpe en mi
pecho, algo similar al sonido de un “crack” emanó de mí, comencé a reír, debía
ser una broma de mal gusto, no podía creer que Danial había muerto de un momento
a otro cuando lo había visto el día anterior con su rostro en puchero mientras
se despedía de mí y luego su sonrisa alegre al entrar al auto de sus amigos.
Todas las ilusiones que había creado de una vida
juntos hasta la ancianidad se destrozaron en un abrir y cerrar de ojos, ya no
podríamos tomarnos de la mano al sacar a pasear a nuestra mascota, ni observar
las estrellas en la playa en nuestro aniversario. Seguía riendo, carcajeándome
mientras las lágrimas recorrían mis mejillas, mi cuerpo se movía de un lado al
otro sin saber a dónde ir, sentí unas manos tomarme de los brazos y obligarme a
sentarme, debatí contra aquellos que trataron de tranquilizarme hasta que de
repente me lleno una sensación de tranquilidad y caí dormido.
Han pasado 60 años desde entonces, podría sonar
loco e ilógico, pero desde Danial no he vuelto a tener pareja, nadie me ha
interesado, me dedique a mis estudios y me volvió un psicoanalista mundialmente
reconocido, gané varios premios por mis investigaciones, no había quien no me
conociera, tuve el éxito que alguna vez desee en mi juventud pero se sintió
vacío todo el tiempo, me alejé de mis amistades, de mi familia y de toda
persona que me recordara a Danial.
Hoy me encuentro en mi sillón favorito mirando la
biblioteca que logré conseguir, uno de mis más grandes sueños, pero ahora
siento que todos esos libros no tiene sentido alguno.
—Danial, te hubiese encantado ver lo que logré,
creías que no lograba lo que me proponía pero fue un error — me digo a mi mismo
mientras cierro los ojos, coloque la música favorita de ambos, con la cual
celebramos nuestro primer aniversario y me dejo llevar por el sueño que
comenzaba a meterse en mi cuerpo, con la
imagen de tú sonrisa, Danial, en mi
mente al fin logro dormir.
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