****
TURIEL ICHIKA- Personaje que iba a usar para la historia. (c) Dramatical Murder |
Era una mañana como cualquier otra, me encontraba en mi
oficina mirando como las gotas de café caían en el vaso; la oficina se
encontraba en completo silencio, estaba al borde de salir corriendo y regresar
a casa hacer algo más productivo cuando el teléfono sonó. La llamada había sido
de una mujer de bastante recurso económico, conocida por sus excentricidades y
llamadas constantes a la jefatura. Debido a la pereza de mis compañeros y orden
del Comandante, fui designado junto con mi compañero de estudios, Hikari, a
resolver la trifulca que se propiciaba en la casa de la Señora.
Con todo y la pereza en los huesos, ambos llegamos a la
mansión, era una familia extranjera, la casa al estilo español contrastaba con
las vecinas que eran típicas mansiones japonesas. Luego de pasar por el enorme
portón, nos encontramos con una escena que solo en los videojuegos podría ser
vista.
El caos reinaba por todos lados, la mujer que había
llamado, con su vestido tipo gótica lolita, medias de color fluorescente y
botas de plataforma acababa de ser arrastrada hacía lo que parecía ser un
rosal. Los sirvientes la rodeaban como animales a punto de aniquilar a su
presa. Había sangre en el pasto y entre las flores. La fuente antes cristalina
derramaba mieles carmesí.
Desenfundamos armas, el sonido de nuestros pasos alertó a
lo que parecían ser caníbales, puesto que al voltear hacia nosotros, sus bocas
tenían trozos frescos del cuerpo de aquella pobre Mujer. Tragando saliva con la
adrenalina al tope, quitamos el seguro a nuestras armas y disparamos a los
hombres que corrían hacía nosotros.
Aquellos hombres no se detuvieron ante los balazos,
sangrantes del pecho, hombro y estómago arremetieron contra nosotros. Hikari
disparó a uno de ellos a la cabeza y éste se desplomó. Entonces nos dimos
cuenta cuál era su punto débil; sin pensarlo dos veces las balas se proyectaron
en el cráneo de los hombres restantes. Nosotros nos alejamos de aquel rosal y
corrimos dentro de la casa. Encontramos aún más que apenas nos vieron trataron
con ansía de tomarnos y disfrutarnos cual manjar.
Hikari logró esconderse en una habitación, mientras que
yo tuve que correr escaleras arriba, las balas se habían acabado justo a tiempo
de que una gorda y babeante mujer se lanzara sobre mí, respirando agitadamente,
con el sudor escurriéndome por la frente y todo el cuerpo me detuve a tomar
aire; entonces un grito desgarrador proveniente de la cocina – Sitio en el que
Hikari se había escondido – hizo que fuese a ver que sucedía.
–
¡Ese
hijo de perra me mordió!
Miré al hombre que mi compañero señalaba, el cual estaba
ya en el suelo con una bala incrustada en la sien.
Al final logramos salir vivos de aquella extraña
situación, antes de regresar a la jefatura, dejé a mi compañero en el hospital
en donde estamos asegurados y volví a rendir el informe. Horas más tarde decidí
ir a visitarlo, puesto que había sido una
herida no tan grave, a Hikari le darían de alta al día siguiente, luego
de hacerle análisis para evitar alguna infección o enfermedad venérea que le hubiesen
transmitido.
Cuando llegue al hospital, el silencio inundaba, las
personas sentadas en las sillas en espera de un médico miraban a todos lados y
se mordían las uñas, los niños lloraban desconsolados, algo típico de un
hospital salvo que había muchos doctores, enfermeras y trabajadores del
hospital reunidos en una puerta.
–
¿Sucedió
algo? – Pregunté a la enfermera que caché tratando de huir de la escena.
–
No
sé...hemos cerrado ese pabellón, al parecer un loco anda matando a todos,
pobres criaturas, pensar que vienen por salud y terminarán hoy muertos.
–
¿Y
quién es el loco?
–
Le
mentiría si le dijera algo, solo escuché que un hombre que fue trasladado a un
cuarto por una mordida que comenzó a tomar un color extraño. Si me disculpa,
iré a calmar a los pacientes.
Sin dejarme seguirle preguntando la enfermera se
escabulló. Los doctores habían escuchado mis preguntas, les miré y desviaron la
mirada, claro indicio que no pensaban informarme del asunto. Sin pedir permiso
entre al pabellón y caminé hasta el cuarto de Hikari, según la enfermera y lo
que había dicho, al parecer, el causante del alboroto había sido mi compañero.
A penas abrí la puerta un enorme olor a putrefacción
invadió mis fosas nasales, me tapé la nariz, mi cuerpo se puso alerta, algo
andaba mal, Hikari se encontraba sentado en la cama.
–
Hikari
amigo mío... ¿estás bien?
Un gruñido fue su respuesta, luego me volteó a ver con
unos ojos blancuzcos, la piel pálida y la herida infectada y abierta dejando
ver sus tendones. Saqué mi Sig. Sauer y aniquilé a mi compañero. No hubo otra
alternativa.
Luego de ese incidente comenzaron a ocurrir muchos más y
a mayor escala, se hablaba de un virus que había sido esparcido y afectaba las
células del cerebro volviendo a los seres humanos a un estado primitivo y con
ansía de hambre, canibalismo puro. Para evitar que mi familia fuese infectada
traté de enviarlos al extranjero pero fue demasiado tarde. Me vi obligado a
matarlos; la muerte de mis abuelos fue insignificante a comparación de mi
adorado hermanito quien no logró escapar de mis hilos de acero.
–
Juro
que encontraré al causante de esto y lo obligaré a crear una cura, mientras
tanto tendré que eliminar a todos aquellos que se metan en mi camino, muertos o
no muertos.
Y con una maleta llena de objetos personales necesarios
salí en búsqueda de personas que pudiesen juntarse y formar un grupo para
erradicar el mal que el mismo ser humano había causado.
Ahora me encuentro en un parque abandonado, hace unos días habría estado lleno de vida, pero los cadáveres de desafortunados se apilan cerca de los columpios, unos en las res baladillas, mi cuerpo se siente entumecido, llevo varios días sin dormir como se debe, los caminantes no dejan de fastidiarme el sueño. He vuelto a recurrir a las prácticas de estudiante, acampar, comer lo que encuentres....desde el sube y baja observo la calle desolada en espera de algún humano o desafortunado...
Ahora me encuentro en un parque abandonado, hace unos días habría estado lleno de vida, pero los cadáveres de desafortunados se apilan cerca de los columpios, unos en las res baladillas, mi cuerpo se siente entumecido, llevo varios días sin dormir como se debe, los caminantes no dejan de fastidiarme el sueño. He vuelto a recurrir a las prácticas de estudiante, acampar, comer lo que encuentres....desde el sube y baja observo la calle desolada en espera de algún humano o desafortunado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario