25 feb 2013

Idea de cuento 3



El sonido del celular me despertó del sueño que al fin había logrado alcanzar, una semana entera de estresantes exámenes aunado a Danial que no cerraba la boca y si osabas cerrársela no te lo quitabas de encima por el resto del día no me habían permitido cerrar los ojos ni cinco segundos; por suerte ese día Danial había decidido dejarme solo para descansar. Abrí los ojos con pereza dispuesto a lanzar el celular por la ventana, pero un número familiar me impidió hacerlo.
     Mamá ¿Qué es tan urgente para hablarme a esta hora? — respondí al celular mientras miraba el despertador que marcaba las 3:00 am.

     Hijo ¡Cuánto lo siento! —los sollozos del otro lado de la línea se hicieron presentes, la voz de la que reconocí como mi hermana calmando el llanto de mi madre logró que despertara por completo, me senté a la orilla de la cama.

     ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras mamá? —pregunté confundido y algo preocupado, que tu madre te hablara en la madrugada llorando no era un buen indicio.

El llanto de mi madre me impedía entender lo que trataba de comunicarme, me quedé en silencio a la expectativa de la respuesta.
—Hermano, recibimos una llamada de la madre de Danial, dice que tuvo un accidente  y está muy grave. Está en cirugía ahora mismo, la madre del chico quiere que estés ahí cuando él despierte—Dijo mi hermana con voz presurosa — si es que lo hace—agregó en voz baja para luego decirle algo a mi madre que no entendí y regresar al teléfono —no te quedes como idiota esperando ¡corre al hospital! —dicho esto la llamada se cortó.
No sabía cómo reaccionar, era de madrugada tal vez mi hermana y madre estaban jugando una broma pesada, horas atrás había hablado con Danial y ¿ahora decían que estaba en cirugía? La cabeza me comenzó a doler, podía sentir como las punzadas recorrían mis sienes y bajaban por la mitad de mi rostro. Mi respiración comenzó a agitarse y las lágrimas comenzaron a caer, el hombre del cual me había enamorado se encontraba entre la vida y la muerte, no podía seguir estando quieto sin hacer nada, a pesar del dolor punzante me levanté y con una velocidad sorprendente estuve listo para ir al hospital.



Alexander había conocido a Danial en la primaria pero no cruzaron palabra hasta la secundaría que compartieron un amigo en común, desde entonces se habían vuelto inseparables, eran chicos totalmente opuestos, Alexander el clásico popular y Danial el nerd de gafas.
Alexander desde pequeño conocía sus preferencias, no había dudado en plantarse frente a sus padres y decir que le gustaban los niños, la noticia fue tomada de manera tranquila, después de todo sus padres habían sido precursores del movimiento hippie y de apoyo a la diversidad en su juventud, por lo que ser homosexual no había sido problema en casa para Alexander, aunque lo mantenía oculto puesto que sabía que había niños y adultos que no lo aceptarían prefería mantenerse discreto.
Fue hasta segundo de secundaria que Alexander se dio cuenta de sus sentimientos por Danial, reacio a que el otro se enterase los mantuvo ocultos hasta que se graduaron.  En la preparatoria fueron separados y cada uno estudió en una academia diferente, Alexander aún seguía pensando constantemente en Danial, durante su primer año se hizo de amistades a las cuales le confesó su amor por su amigo distante, sus dos mejores amigos en eso entonces lo convencieron para declarar sus sentimientos y después de mucho pensarle un día se atrevió a hacerlo dándole un resultado inesperado: Danial aceptó sus sentimientos y aceptó salir con él. Alexander desde ese día sintió que el gusto por Danial se había transformado en algo más fuerte, sentía que estaba en el éxtasis de la vida hasta que Danial sin haber pasado tan siquiera la semana lo cortó por Messenger. Alexander vivió un periodo de depresión que lo hacía llorar todas las noches y mirar la vida como algo más en su existencia, las ilusiones que había creado hacía el amor se destruyeron y dieron paso a las contrarias de desesperanza, desilusión y resentimiento.
Pasaron dos años, durante ese tiempo Alexander procuro evitar contacto alguno con Danial, pero él no se lo permitía, no había fin de semana que no lo viera por la excusa de amistad en común. Así entre un vaivén de emociones vivió Alexander, no pudo pensar en ninguna otra persona para posible pareja y se enfocó en sus estudios como nunca lo había hecho.
Al finalizar la prepa, Alexander se enteró de los amoríos de Danial, lo cual afectó su ya de por si desilusionado corazón, a pesar de eso, recibió una  confesión de Danial que le hizo volver a caer en aquella emoción que bien sabía sería desastrosa, ya lo había sido una vez.
Esta segunda vez Alexander no se entregó por completo, solamente aceptó por mera curiosidad , y como había esperado al poco tiempo Danial lo volvió a dejar, esta vez no lloro ni se deprimió, sencillamente decidió no aceptar una tercera si es que solía ocurrírsele a Danial, reprimió sus sentimientos y los metió dentro de una caja y escondió al fondo de su corazón.
Su relación con Danial siguió como antes, Alexander siguió tratando de evitarlo pero todo era en vano, Danial encontraba excusas ideales para que su relación no se cortara, al menos no la de amistad. Fue hasta que Alexander cumplió los 23 que Danial volvió a proponerle salir, Alexander pensó no aceptar pero Danial con argumentos bien elaborados no se lo permitió, creyó que si esa vez no funcionaba aplicaría la ley de hielo a Danial, aunque su corazón se marchitara con ello.
El primer mes de relación Alexander esperaba que Danial en cualquier momento lo dejara, pero no ocurrió, sorprendido optó por dejarse llevar un poco y que sus sentimientos afloraran; fueron bien recibidos por Danial y luego de 1 año de relación Alexander captó que el otro no planeaba dejarle. Entonces a pesar de las dificultades que sufrían al tener familias opuestas, sobretodo en ideas sobre la sexualidad humana, mantuvo en secreto su relación.
Alexander aplicó para la universidad de Psicología y Danial para una de informática, por lo que siguieron estudiando separados, pero luego de 3 años de relación decidieron vivir juntos, con ayuda de la madre de Alexander y trabajos de medio tiempo de ambos lograron conseguirse un departamento y comenzaron su vida de pareja.


Llegué al Hospital con una sensación de mareo latente en mi cabeza, se había formado un nudo en mi garganta, sentía ganas de llorar pero no salían las lágrimas, estaba desesperado. Busqué a los familiares de Danial, al encontrarlos me di cuenta que ellos seguían viéndome como el ladrón de su único hijo, el hombre que arrastró a su hijo a las llamas del averno. La sensación de recelo aplastante que emanaba de aquellos rostros llorosos, ojerosos y de miradas penetrantes se clavó por todo mi cuerpo, haciendo caso omiso con todas mis fuerzas pregunté el estado de Danial.
     Buenas madrugadas señora Claurence, señor claurence — saludé acercándome a cada uno para saludarle de beso, un rechazo evidente se hizo presente, ambos me voltearon a ver y luego como si fuese peste giraron la cabeza.
Una parte de mí se sentía culpable por aquella pareja, si bien había de alguna manera robado a su único hijo, también había traicionado la confianza que ellos habían depositado en mí, el mareo se hizo mayor, tuve que tomar asiento y respirar unos segundos.
     ¿Cómo se encuentra Danial? ¿ya salió de cirugía? — pregunté desde la silla de espera a la madre de Danial, ella me miró unos segundos, suspiro y negó con la cabeza.
     Lleva apenas una hora dentro, los doctores dijeron que era muy grave — Dijo el padre de Danial sin mirarme con tono serio.
Mi desesperación aumentó, ahora sabía que Danial había tenido un horrible accidente y yo lo último que había hecho antes de que saliera de viaje con sus amigos había sido sacarlo de casa con una actitud déspota. Me sentía culpable ahora de la situación del hombre a quien amaba, mi corazón se contrajo y por un momento sentí que dejé de respirar, cerré los ojos y eché la cabeza hacía atrás en la silla.
     Alexander, gracias por venir, seguimos molestos contigo por haber ocultado tu relación con nuestro hijo, pero ahora sé que es seria — Dijo repentinamente la madre de Danial cerca de mí, abrí los ojos y la encontré sentada en la silla contigua.
     Siempre la ha sido señora — contesté con un tono tranquilo.
   Me sentía un poco más ligero en ese momento, parecía que los padres de Danial me aceptarían al fin, ahora quedaba una cuestión, Danial seguía en cirugía y ningún doctor había salido de la sala para avisar el éxito de dicha cirugía, yo quería creer que sería un éxito puesto que no pude en ese momento imaginar mi vida sin Danial.
Estuve en el hospital cinco horas más, hasta que a las 9 de la mañana salió un doctor indicando el estado de Danial, la cirugía había sido un éxito pero el cuerpo de Danial no la había soportado por lo que había fallecido hace unos minutos en la cama de operaciones.
Solamente escuché que Danial había fallecido y mi mente se quedó en blanco, dejé de escuchar las palabras de los padres de Danial que gritaba el padre furioso alguna queja contra el doctor mientras que la madre se había sentado en una silla y lloraba desconsoladamente. Miré hacía todas direcciones sin reconocer en donde me encontraba, sentí un golpe en mi pecho, algo similar al sonido de un “crack” emanó de mí, comencé a reír, debía ser una broma de mal gusto, no podía creer que Danial había muerto de un momento a otro cuando lo había visto el día anterior con su rostro en puchero mientras se despedía de mí y luego su sonrisa alegre al entrar al auto de sus amigos.
Todas las ilusiones que había creado de una vida juntos hasta la ancianidad se destrozaron en un abrir y cerrar de ojos, ya no podríamos tomarnos de la mano al sacar a pasear a nuestra mascota, ni observar las estrellas en la playa en nuestro aniversario. Seguía riendo, carcajeándome mientras las lágrimas recorrían mis mejillas, mi cuerpo se movía de un lado al otro sin saber a dónde ir, sentí unas manos tomarme de los brazos y obligarme a sentarme, debatí contra aquellos que trataron de tranquilizarme hasta que de repente me lleno una sensación de tranquilidad y caí dormido.
Han pasado 60 años desde entonces, podría sonar loco e ilógico, pero desde Danial no he vuelto a tener pareja, nadie me ha interesado, me dedique a mis estudios y me volvió un psicoanalista mundialmente reconocido, gané varios premios por mis investigaciones, no había quien no me conociera, tuve el éxito que alguna vez desee en mi juventud pero se sintió vacío todo el tiempo, me alejé de mis amistades, de mi familia y de toda persona que me recordara a Danial.
Hoy me encuentro en mi sillón favorito mirando la biblioteca que logré conseguir, uno de mis más grandes sueños, pero ahora siento que todos esos libros no tiene sentido alguno.
—Danial, te hubiese encantado ver lo que logré, creías que no lograba lo que me proponía pero fue un error — me digo a mi mismo mientras cierro los ojos, coloque la música favorita de ambos, con la cual celebramos nuestro primer aniversario y me dejo llevar por el sueño que comenzaba  a meterse en mi cuerpo, con la imagen de tú sonrisa, Danial,  en mi mente al fin logro dormir.

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