28 jul 2015

Let me free

Hace mucho que no publico nada por acá, comencé una pequeña historia que no se como vaya a acabar puesto que la estoy escribiendo con lo que viene a mi cabeza en el momento. Les dejo el inicio:



 La mirada de Ariana vagaba entre los árboles, sin tener un punto exacto en el que fijarse, llevaba varios minutos en la misma posición: la cabeza apoyada en el cristal, los brazos lánguidos al lado de su cuerpo, sentada sobre sus piernas, lágrimas oscuras caían de sus ojos, derramándose en la huella de las anteriores.  

Ariana no llevaba una mala vida, al contrario, podría incluso decirse que era una persona feliz, pero simplemente no podía dejar de sentirse deprimida repentinamente, había días incluso en que estaba de una euforia tal que debían vigilarla para que no hiciera ninguna locura, pero así como se sobre excitaba, momentos después, incluso algunos minutos durante dicho estado, se quedaba sin movimiento y las lágrimas afloraban; sus padres la habían mandado a varias terapias, incluso naturistas (aromaterapia, yoga, tai chi, acupuntura) para intentar remediar su problema, pero solo funcionaba por unos días y luego volvía a caer repentinamente en depresión, incluso la mandaron con un psicólogo quien la canalizó con un psiquiatra, le recetaron medicamentos pero lo más que lograban era que ella se quedara en un rincón mirando a la nada, mientras las lágrimas inundaban su rostro.  

Ariana durante esos periodos no quería hablar, se encerraba en su habitación o en cualquier lugar donde pudiera estar sola, apagaba las luces y lloraba abrazándose a sus piernas con la cabeza escondida entre ellas. Incluso las amistades de ella, las cuales no solía frecuentar, empezaron a sentir los efectos del estado anímico depresivo de la chica, ella simplemente rehuía de reuniones y convivios, si se encontraba en alguno y pasaba de la euforia a la depresión, optaba por salir corriendo deseando huir, muchas veces trataron de preguntarle cual era el motivo de dicha conducta, ella respondía todas las veces de la misma manera “he terminado todo acá, tengo que regresar, necesito irme”, los padres desesperados por encontrar una solución resolvieron internarla en el psiquiátrico, así evitarían cualquier daño grave. 

La chica en tres ocasiones había intentado suicidarse, la primera vez lo había intentado con pastillas que encontró en la cocina, el resultado de dicho intento fue fracaso total puesto que sus padres la habían encontrado y la habían llevado de inmediato a urgencias; la segunda ocasión que lo intentó fue en una de sus típicas huidas, salió corriendo de una fiesta de cumpleaños en la que estaba y fue atropellada, terminó en urgencias con heridas leves, en esa ocasión  fue cuando sus padres la llevaron al psicólogo; comenzó a tomar pastillas un tiempo después, le diagnosticaron “depresión endógena”, el resultado de dicho tratamiento fue un tercer intento infructuoso, aprovechando sus momentos de lucidez, ella había escalado hasta el techo de la casa y se había lanzado, esta vez si tuvo heridas graves, pero nuevamente había sobrevivido; entonces sus padres notando que cada vez era aún más peligroso dejarla sola, la internaron al psiquiátrico, en donde se encontraba actualmente mirando hacia los árboles con el rostro manchado. 


DÍA 1 

No se porque no me han dejado irmedespués del tercer intento me han recluido a esta jaula, no es desagradableasí no tengo que escuchar ni ver a nadieexcepto a la hora de las comidas que me obligan a salir al comedor, o cuando debo asearmeintenté varias veces adueñarme de algun objeto que me saque de estopero averiguaban de inmediato mis intenciones y era encerrada de nuevo. Me siento muy triste, ya no pertenezco a este mundo, ¿porqué tengo que seguir en él?, todo lo que había que hacer ya lo hice, me estan esperando...espero encontrar pronto una nueva salidamientras tanto soportare un día más esta cárcel. 

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