¿Quién dijo que ser un lobo solitario
es fácil?, puras patrañas. Llevaba un año entero sin descanso en búsqueda de
una nueva manada y de paso un hogar, todo por culpa del alfa de mi ex manada,
Lucyan, a pesar de que trataba de controlarme no pude evitarlo y terminé
metiéndome con su pareja, pésima idea, el resultado fue inapelable: expulsión
de la manada.
Encontré un departamento para vivir por mientras,
pero comenzaba a sentir la soledad, después de todos los lobos viven en manada…
Era de noche y llovía a cántaros, la lluvia me había
devuelto las esperanzas perdidas, la posibilidad de no estar solo. Caminando
por las calles desoladas sentí un olor diferente, cautivante, aun me encontraba
en forma de humano así que aproveche y me acerqué a aquella fragancia.
— ¡Atrás ser infernal!
Recibí de sorpresa una onda energética, mi espalda
chocó contra la pared, aquel chico sí que tenía fuerza pero no más que la mía,
después de todo era un simple humano, así que luego de recuperarme de la
sorpresa me tomé la molestia de darle una lección: lo acorralé, golpee; los
hematomas se formaron rápidamente en su pálida piel, aquella valentía de hacía
unos segundos, se había esfumado, él solamente tosía y se escondía para evitar
mis golpes.
— Vale ya, déjalo, ¿no preferirías hacerle otras
cosas?
Una voz masculina evitó que diera el golpe final y
de paso que mi cuerpo tomara su forma real, retiré el puño del estómago del
chico y encaré al hombre.
— ¿A qué te refieres?
— Sabes bien
a que me refiero, deja la mojigatería, tómalo y llévalo contigo.
Ya más calmado me fijé en el chico, era sin duda
bastante atractivo, sentí nuevamente aquel olor familiar, colocándome de
cuclillas olí el cuello de él. Me sorprendí al identificar ese perfume, era
como el de Lucyan. Haciendo caso al espíritu tomé al chico y lo lleve conmigo,
checar sus heridas no sería mala idea, al fin de cuentas yo no era un cabrón
como la mayoría de machos de la ciudad.
Curé las heridas del joven, el espíritu mientras
tanto se encontraba ausente, parecía haberlo abandonado.
— ¿En dónde estoy?
El chico despertó al día siguiente, las heridas de
su cuerpo ya no eran tan evidentes, tomé asiento a su lado.
— en mi departamento, el espíritu que te acompaña
desapareció y no tengo la menor idea de a donde fue.
Me miró con sus ojos enormes y verdes, se notaba el
temor en ellos, sus manos las aferró a la sábana.
— ¿Qué debería decir? ¿gracias por la paliza? O
¿gracias por no matarme?
No respondí, no tenía sentido ya que él no
escucharía motivos ni razones, lo note en su tono de voz al responderme.
— Soy Andrei Dupree, ¿tu?
— Demian Colombo
Él extendió su mano hacia mí, la tome algo receloso,
había pasado ya un tiempo desde que toqué a una persona, sus dedos se sintieron
suaves como seda, parecían manos de un joven aristócrata. Fue entonces que noté
la perfección andrógina de su rostro, sus labios carnosos, cabello sedoso,
esbelta figura, estrecha cintura…las palabras del espíritu retumbaron en mi
cabeza: “¿No preferirías hacerle otras
cosas?” ignorando mi consciencia
empuje a Andrei a la cama nuevamente, debía hacerlo mío, algo en mi interior
hervía por marcarlo.
Andrei me miró confuso, su cuerpo comenzó a temblar
debajo del mío, eso encendió el interruptor haciendo mi excitación ir en
aumento.
— ¿Es que eres un bruto? sigue herido por si no te
habías percatado
La voz del fantasma distrajo mi atención y con ello
la excitación, Andrei había dejado de temblar y su respiración se encontraba
ahora pausada, miré su rostro, se había dormido. Me quité de encima de él.
— Has notado que no es un humano normal, ¿no es
así?, ¿quisieras tenerlo?
Miré al fantasma, el cual miraba a Andrei con una
sonrisa extraña, parecía que disfrutaba que el chico estuviese herido. Medité
unos momentos la propuesta, no me vendría mal, el chico era guapo y su olor me
recordaba a Lucyan, perfecto para satisfacer necesidades básicas.
— ¿Qué dices?, suenas como su dueño
El espíritu no me respondió, simplemente se limitó a
desaparecer nuevamente, nunca he confiado en los contratos con muertos, pero al
parecer aquel chico sí.
— pobre iluso
Dejé al chico seguir durmiendo, lo necesitaba con
energía para lo que tenía planeado, no aceptaría tan rápidamente la oferta,
tantearía el terreno antes.
Los días pasaron, Andrei me tomó confianza rápido,
me seguía a todas partes como perrito faldero, irónico ya que yo era el canino
de los dos. El espíritu por su parte aparecía y se esfumaba a su antojo.
— y bien, ¿Cuándo dejaras de aguantarte?
La pregunta me tomó por sorpresa, convenientemente
en ese momento Andrei tomaba un baño por lo que someterlo en esos momentos
sería pan comido.
— Se lo que estás pensado Demian, tranquilo, el
chico sabe cómo complacer hombres.
Aquellas palabras fueron suficientes para hacerme
mandar al carajo mi lado humano y darle rienda suelta a mi instinto, me dirigí
de inmediato hacia el baño, abrí la puerta encontrándome a Andrei a punto de
salir de la ducha.
— Demian… ¿sucede algo?
El me miró entre temeroso y emocionado, las gotas
resbalaban por su esbelto cuerpo, al parecer sintió mi mirada recorrerle ya que
cubrió su zona inferior y sus mejillas se tiñeron de rojo. Eso fue suficiente
para tomarle del brazo y arrastrarlo hacia la cama.
— exquisito
Evité que replicara uniendo mis labios con los
suyos, evitó que mi lengua penetrara en su boca apretando fuertemente los
dientes, pero una de mis manos acarició su cadera haciéndolo gemir,
aprovechando la oportunidad jugué con su lengua, mordí su labio inferior, un
poco de sangre brotó haciéndome perder por completo la razón.
Esa tarde tomé al chico, más bien, lo violé;
inconsciente de la preparación previa, lo penetré sin miramientos, el gritó y
clavo sus uñas en mi espalda, las lágrimas afloraron en su rostro. No me
importó, seguí con mis movimientos dejando que mi lobo tomase el control, mi
cuerpo lo mantuve humano, la diversión se hubiese esfumado si mi cuerpo se
transformaba en el del lobo.
Mordisquee sus pezones, llene su pecho de marcas,
deje la huella de mis dientes en su cuello, lo domé y poseí como un loco.
Cuando me di cuenta y mi frenesí desapareció era de madrugada, el chico se
había desmayado hacia un rato, su abdomen estaba cubierto de su semen
haciéndole ver endemoniadamente sexy. Saque mi pene de su entrada y lo acomodé
nuevamente en mis pantalones, ni siquiera me tomé la molestia de desvestirme.
— Estupendo, dejaste que tu instinto saliera, aunque
pobre de mí muchacho, lo has dejado herido de nuevo.
Los siguientes días me dediqué a cuidarlo, una
fiebre le había invadido apenas recobró el conocimiento, me sentí culpable por
lo que no volví a tocarlo, al menos no por el momento.
Algunos meses después, el dejo de temblar cada que
me le acercaba, algo extraño ya que el fantasma me había comentado que poseía
experiencia con chicos, era navidad cuando lo vi por última vez.
— Debajo del muérdago, bésame
Me ordenó con una sonrisa de oreja a oreja y los
ojos brillantes, no pude controlarme y lo poseí nuevamente, solo que esa vez
fui delicado y me tomé tiempo para prepararlo, no quería volver a herirlo.
— Andrei…tengo algo que decirte
— ¿Qué es?
— he estado mucho tiempo solo, no había encontrado
un hogar hasta que te conocí, mi instinto me indica que eres mi pareja.
Andrei me miró con la ceja levantada, abotonó su
camisa y se acercó a mí con una sonrisa en los labios.
— fue divertido mientras duró, gracias por todo. Tu
modo rudo de follarme fue estupendo.
Las palabras taladraron mi cabeza y pecho, sentí que
algo en mi interior se hizo pedazos, un cristal cercano a mi corazón.
— Entonces me voy, quedé con un chico y voy tarde.
Entonces perdí el completo control de la razón, el
lobo empujo a mi lado humano sometiéndole, mi cuerpo tomó forma de lobo y fue
el final para Andrei; tomándolo por sorpresa le mordí el cuello, la sangre
manó, sus ojos dejaron de brillar y su cuerpo se tornó laxo. Destacé su cuerpo,
deglute la carne que me supo deliciosa.
— Te traicionó, devora su corazón.
El espíritu en algún momento irrumpió en el
departamento, me susurró a la oreja. Aullé y busque entre la sangre y restos de
cuerpo el corazón, lo tomé en mi hocico y lo devoré, el espíritu soltó una
carcajada mientras yo me deshice de lo último de Andrei.
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