Era de noche, caminaba por las desoladas calles de la
avenida de Saint Jaques, el cielo cubierto por uno gran manto gris dejaba caer
gélidas gotas de lluvia, era la época del año en la cual no se estaba seco ni
un momento.
Demian logró sentir el temor en el aire, sus fosas
nasales picaron indicándole la cercanía de su próxima víctima, olio el aire por
segunda vez, eran dos, un humano y un
muerto.
Adaptado a su forma humana, Demian se deslizo a paso
lento hacía el callejón procurando que
sus pisadas no se escuchasen, la fragancia a miedo aumentó a terror, satisfecho
encaró a la víctima, o al menos eso se propuso, pero ésta le recibió con una
onda expansiva que lo hizo golpearse contra el muro de uno de los edificios.
― Atrás ser infernal, no tienes permitido acercarte un
paso mas ― vociferó el humano realizando una seña de protección, Demian soltó
una carcajada, se separó de la pared acercándose a paso veloz al chico.
― Estas a mil años luz de vencerme, mocoso de pacotilla ―
exclamó Demian tomando del cuello al humano, entonces notó que éste no se
encontraba solo, a su costado flotaba otro hombre, o parte de él, el espíritu
acompañante de aquel chico.
― ¡Suéltame! ― trató en vano el humano de deshacerse del
agarre, Demian lo levantó del suelo y lo arrojó hacia un contenedor de basura,
el espíritu colocó una sonrisa sardónica en su rostro.
Demian molió a golpes al chiquillo, le dejo las mejillas enrojecidas y los ojos
amoratados. De su nariz, boca, ceja, caían hilos de sangre; orgulloso de sí y
su recién cometida hazaña, dejó salir sus colmillos mientras sus ojos se tornaban ámbar, clavó
los colmillos en el cuello del joven, el olor que éste había desprendido al
principio cambio, aturdido por el olor familiar se separó del joven y lo dejó
tendido en el suelo, su corazón comenzó a latir, invadieron
su cabeza aquellos recuerdos que había creído olvidados; Demian tenía a la mujer rodeándole las caderas, agitada,
con los mechones de cabello mojados esparcidos en la sábana, ella gemía,
gritaba y se removía, él invadía su
cuerpo cada vez más fuerte, profundo, lo que ella pedía.
Levantó la mirada hacia el buró cercano, ahí encontró la
foto de aquella mujer y el alfa, excitado por ser descubierto en cualquier momento
soltó su semilla en ella mirando la fotografía.
Se
había quedado embelesado mirando al humano mientras las memorias pasaban
fugaces, la mirada del espíritu acompañante le hizo regresar a la realidad; tomó
al joven y lo llevo consigo. La conexión que había sentido con él, no pensaba
desaprovecharla.
En
algún momento de la noche, el humano que resultó ser un Chamán novato de nombre
Andrei, según había dicho el espíritu acompañante, desapareció. Ahora Demian se
encontraba solo en su departamento, que más bien parecía una vieja cueva; sentado
en el banco frente a la barra de la cocina con la taza de café en la mano se
dejó llevar por sus pensamientos.
Demian
había nacido en una familia de hombres lobo puros, desde pequeño había seguido
cada una de las normas establecidas por la manada, todo había marchado en
perfecta sincronía hasta que conoció al hijo del líder de la manada, Athan, el
hombre hizo reaccionar enseguida su instinto de reproducción, pero debió ignorar
aquellas sensaciones que habían iniciado, debido a su estatus en la manada la
relación con el hijo del alfa se volvió fraterna; con el paso del tiempo a la
muerte de su padre, Athan tomó el liderazgo, las cosas siguieron como de
costumbre hasta que una mujer fue reconocida por su líder como su pareja.
Demian dejándose llevar por el impulso tomó a la chica y la poseyó durante un tiempo, al ser
descubierto fue expulsado de la manada y condenado a vagar solitario, un año
después se encontraba en aquel departamento mirando el reloj de pared
ensimismado.
El
aire cálido del medio día le dio ganas de salir de casa, no quería recordar su
pasado, por lo que con llave y cartera en el pantalón, salió del departamento.
Caminó por las calles habituales, mirando a los alrededores en búsqueda del
jovencito prófugo, pero no halló nada hasta que el olor de café mezclado con la
fragancia dulce de Andrei le hizo reaccionar, el chico se encontraba en la
cafetería de la esquina; decidido entró y buscó al humano entre las mesas, lo
encontró en la mas alejada, antes de que lograse acercarse fue interceptado por
el espíritu del joven.
― Grandulón,
¿quieres que te ayude con mi muchacho? ― preguntó en un susurro el ente
mientras bailaba de un lado al otro alrededor de Demian.
Demian
meditó la pregunta unos momentos, sabía lo que su físico y personalidad
lograrían con el muchacho, pero tal vez un poco de ayuda aceleraría el proceso.
El
ente al sentir su aceptación regresó al lado de
Andrei, cruzo unas cuantas palabras con él y desapareció en el aire.
Demian captó la señal, era hora de actuar, caminó hacia la mesa del humano y
tomo asiento delante de él con actitud imponente.
―
Andrei, huiste de mí, ¿temes que vuelva a dejarte inconsciente? ― preguntó
Demian sonriendo ampliamente con una ceja levantada, mirando fijamente al
humano.
Andrei
se removió en su lugar, miró hacia un costado y negó con la cabeza.
― En
lo absoluto, lo que sucedió fue que desperté de madrugada y al sentirme bien,
opté por regresar a casa, no quería molestar a un hombre como tú ― respondió el
chico jugando con sus dedos por debajo de la mesa, aquel hombre le ponía
nervioso.
Demian
soltó una sonora carcajada y extendió el brazo hacia el rostro del humano, lo
alcanzaba a la perfección, Andrei era más pequeño que él.
― no
molestabas, era agradable tener a alguien cerca ― Dijo Demian acariciando la
mejilla del humano, éste enseguida le dio un manotazo alejándola, Demian se
sobresaltó.
― ¿¡Que
sucede contigo?!, ¿eres gay o que?, ¿Por qué me sigues buscando y coqueteando?
― exclamó Andrei con el ceño fruncido, Demian le miró sin comprender, las
palabras habían taladrado su cabeza, era la única explicación para su extraño
comportamiento hacia el humano.
―
¡No soy ningún marica! ― respondió indignado, entonces recordó el momento que
había propiciado su amorío con la mujer del alfa.
La
manada se encontraba en una reunión de emergencia, habían sido convocados por
el Alfa para una noticia, él al ser más cercano al líder encabezaba a la multitud; el alfa salió unos minutos mas tarde tomado
del brazo de una mujer desconocida.
―
Hermanos, ella es mi pareja ― anunció el lobo sonriente, adoptó su forma
salvaje y aulló a la luna, los demás le siguieron a coro, solamente Demian se
quedó en silencio, apartado de la manada, la noticia lo había choqueado, debía
hacer algo pronto, miró a la mujer desconocida y sonrió, ahí estaba su carta de
triunfo.
Aprovechando
la confusión de Demian, Andrei escapa de su alcance, el lobo reacciona y sigue
su olor terminando en el parque a unas cuantas cuadras de su departamento, las
estrellas comenzaban a teñir el cielo y el ruido de los arboles siendo
sacudidos por el helado viento inundaba el lugar.
Demian
olfateó el ambiente, Andrei se encontraba escondido entre las sombras del
parque, siguió el olor y le sorprendió con un abrazo; Andrei se sobresaltó pero
no lo rechazó, satisfecho por la aceptación comenzó los mimos.
―
Hueles delicioso ― le susurró al cuello, lo olfateó profundamente llenando sus
pulmones de aquella fragancia a flores. Andrei se estremeció en sus brazos, la
imagen de Athan apareció en la mente del lobo, acarició el pecho del humano,
ahora comprendía el motivo de su atracción hacia ese joven, el muchacho le
recordaba a su ex líder.
Ignorando
los recuerdos que amenazaban con llenar su mente, recorrió con sus ávidas manos
el pecho del chico, le sujetó los pezones con cierta fuerza ocasionando que
gimiese.
―
Eres un chico sucio, tienes experiencia en este asunto por lo visto ― le
susurró al oído, lamió su lóbulo para morderlo enseguida. Andrei mordió su
labio inferior. Demian volteó al humano y junto sus labios, los recorrió con su
lengua, mordisqueo, su lobo amenazó con salir pero lo mantuvo al margen, no
podía tratarlo convencionalmente, no era uno de los suyos.
Andrei
se dejó hacer, su respiración se torno entrecortada, Demian había localizado
sus zonas palpitantes, las recorría con la mano en una suave caricia que lo
hacia enloquecer, se aferró a la espalda del lobo. Demian sintió los dedos de
Andrei presionando su espalda como una invitación, la cual aceptó gustosa, tomó
de lleno con su mano el miembro del chico y lo frotó, recordó los momentos en
la bañera en los que se auto complacía, con ese pensamiento en mente, masturbó
al humano.
Andrei
gemía y se aferraba aun más al gran hombre, su cabeza se ladeaba de un lado al
otro, Demian mordisqueaba su cuello, clavícula y todo lo que estuviese a su
alcance, sus ojos se tornaron carmesí y sus colmillo se asomaron, la excitación
iba en aumento, de un momento a otro se encontró juntando ambas virilidades,
frotándolas entre sí, masturbándolas, el viento llevaba sus gemidos por todo el
parque, para suerte de ambos, éste se encontraba desolado. El corazón de ambos
chicos se unió en uno solo, el palpitar rítmico y conjunto, como si fuesen una
sola persona. Minutos después ambos chicos se miraban a los ojos agotados.
―
Fue estupendo…aunque no logré llegar al final ― comentó Demian ayudando al
humano a levantarse, las piernas del joven le habían vencido y obligado a
arrodillarse, sus pantalones se encontraban hasta la rodilla, respiraba agitado
con las mejillas ruborizadas. Después de acomodarse respectivamente los
pantalones, Demian tomó las manos de Andrei.
―
Quisiera que fueses mi pareja, siento un vinculo muy fuerte hacia ti ― declaró
Demian sonriéndole al joven, éste le miró con una ceja levantada y soltó el
agarre.
―
vamos, solo fue faje, ¿Cuánto cobras? ― le respondió sacando de su bolsillo la
cartera. Demian sintió que su corazón se marchitaba, miró hacia todos lados en
búsqueda de algo que explicase aquellas palabras.
―
vale, si no quieres mejor para mi ― dicho esto Andrei le dio la espalda y
comenzó a caminar fuera del improvisado bosquecillo, Demian lo miraba fijamente
cuando el espíritu acompañante se apareció ante sus ojos.
― ¿Lo
dejarás ir así sin más?, ha herido tu orgullo ― dijo en voz apenas audible el
ser, Demian leyó sus labios, la anterior rabia que había tratado de disipar lo
llenó por completo, haciendo caso omiso a su consciencia, adoptó la forma de
lobo y se lanzó hacia Andrei, éste no logro evadirlo, destrozo el cuerpo, la
sangre manó a borbotones, buscó con el olfato el corazón del humano, lo tomo en
su hocico y lo devoró sin miramientos. La lluvia cayó lavando la masacre,
Demian había cedido a su animal y no volvería a su lado humano.
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