23 may 2012

Ben Q



BEN Q



Vivo rodeado de blanco y verde, esos dos colores principalmente, existen más, pero ellos cambian esporádicamente. Nunca me he sentido solitario, siempre he estado en compañía de alguien, aunque no se le consideren personas, desde mi mundo son seres vivientes como los humanos que día a día pasan encima de mi…siempre me he preguntado porque no emito queja alguna, caminan sobre mi cuerpo, pisándome sin miramientos, los zapatos planos no me causan tanto daño como los tacones, esos desgraciados que deberían de extinguirse, siempre aguijoneándome.



En fin, tampoco es creíble que alguien como yo posea emociones, pero si existen dentro de mí, ¿en qué lugar?, realmente no lo sé. Me percate de dichas emociones la semana pasada: ese día los humanos trajeron un sofisticado aparato que nunca había visto, al parecer masculino; dicho desconocido entró con la cabeza en alto y una mirada a mi parecer arrogante, al principio me parecía totalmente antipático, un niño rico, pero conforme pasó el tiempo y transcurrió la película que él proyectaba, noté su semblante triste, fue entonces que caí rendido, me había enamorado de “Ben Q”.

Así descubrí el sentimiento que los humanos llaman amor, hasta la fecha no he vuelto ver a Ben Q, siempre espero ansioso que algún humano lo cargue en sus brazos, pero nada. Así ha pasado el tiempo, mi sentimiento de amor hacia aquel aparato ha ido creciendo pero soy incapaz de ir en su búsqueda, moverme es imposible; me limito a observar desde mi posición, todo se ve gigante y lejano desde aquí abajo.

Hoy un canto glorioso inunda mis oídos, es Ben Q que fue solicitado nuevamente, verlo alegre mientras proyecta la película me hace sentir dichoso, es entonces cuando olvido mi situación y posición; el hecho de que nunca poder irme de aquí a menos que me reemplacen por alguien nuevo, Ben Q, el proyector, es sin duda el aliento juvenil que le hacía falta a mi senil existencia.

No hay comentarios:

Visitas