12 abr 2013

Escrito de la la noche


Ayer por la noche, a las 11:00 pm maso menos, me entraron ganas de escribir, y ésto fue el resultado.



EL CONTENIDO DEL TEXTO PUEDE HERIR SENSIBILIDADES, POR LO QUE SI NO TIENES AMPLIO CRITERIO ABSTENTE DE LEERLO. RECOMENDADO PARA MAYORES DE 18 AÑOS.





Durante muchos años pensé que el amor solamente lo podías conseguir rompiendo paredes, desfigurando rostros, quemando el cuerpo y haciendo suplicar a tu amante por piedad, ¡Cuan equivocado estaba! A los dieciséis comprendí que el amor típico de madre e hijo jamás lo obtendría, y que, a pesar de vivir como una familia aparentemente feliz, la distancia entre mi madre y padre solamente unas bofetadas y violaciones acortaban. De más pequeño no comprendía las escenas que pasaban continuamente en mi hogar, varias veces vi a mi madre cundida en lágrimas, a mi padre con los puños manchados en sangre y oí gritos desgarradores. Como todos buenos padres delante de los vecinos, la comunidad, incluso mis abuelos, eran la familia modelo. Él un hombre modelo, trabajador y dedicado a su familia, y ella, una mujer de campo rescatada de las peores condiciones y con un amable y atento corazón, cariñosa, cordial y sumisa, sobretodo sumisa.

Mis años de colegio no fueron mucho mejores que mi hogar, los amigos que creía tener un día como cualquier otro se alejaron de mí, rumores comenzaron a esparcirse en el colegio, incluso los profesores cuchicheaban a mis espaldas, en cuanto los miraba me sonreían con una mueca extraña, como si les asqueara mi presencia. No comprendía tal abrupto cambio hasta que camino a casa, eso sí, mi padre siempre tan ocupado jamás había ido a recogerme al colegio, por lo que mandaba uno de sus mejores amigos o, compañeros de juerga como yo lo conocía. Aquel hombre me había encaminado de casa la escuela y viceversa desde que entré a cuarto grado, habían pasado 4 años desde entonces, el hombre tenía un trato diferente conmigo al que sostenía con mi padre o incluso con mi madre, cuando caminábamos directo a casa el siempre sostenía mi mano cariñosamente, al menos así lo sentía dando que acariciaba con sus dedos el reverso de mi mano. En cuanto llegamos a mi casa me sonreía amablemente y entregaba a mi madre, a la cual aquel hombre nunca le agrado, no había comprendido el motivo hasta el día de mi 16vo cumpleaños. Bien dicen que a  esa edad un hombre está más cerca de ser aquel galante de pelo en pecho y mujeres por montones, que ingenuo fui.

Ese día, un 3 de julio, Samuel, el hombre amigo de mi padre, había organizado la fiesta, mi madre se había negado rotundamente pero con ello ganó unas marcas de cigarrillos en el vientre y los senos, supe de ellos por accidente al día siguiente después de tan escandalosa noche. Mi madre entonces, dejo que mi padre hiciese lo que quisiera, por lo que Samuel había contratado a unas mujeres para que yo, el pequeño de la casa, me volviera el hombre que tanto mi padre como él deseaban. Recuerdo que aquellas mujeres llegaron y comenzaron su show mirándonos retadoramente, con trajes de cuero y látigos en mano amenazaron a mi padre, el cual les sonrió y las llevo a la habitación que compartía con mi madre. MI madre que estuvo presente, se resignó a inclinar la cabeza y fingir que eso no estaba ocurriendo. Mi padre entonces desapareció de la sala junto con una de las dos mujeres, ya que la otra mujer había sido tomada de la muñeca por Samuel y había sido arrastrada hasta que sus enormes senos quedaron cerca de mi rostro.

Samuel entonces miró a mi madre, relamió sus labios y la arrastro hasta que pude sentir sus senos en mi nuca. Nunca me había sentido tan asqueado, ver aquellas dos carnes colgando, cubiertas por una tela viscosa y brillante, sentir los aguados y caídos senos de mi madre en la nuca. Samuel ladró una orden a ambas, mi madre trató de alejarse pero fue lanzada al suelo con un sonoro golpe en la cabeza. Traté de levantarme para ayudarla pero la mujer de cuero me impidió el paso, sentado en una silla como estaba no podía moverme tan fácilmente, mis manos fueron atadas por la espalda sin que sintiese cuando las habían tomado. La mujer sonrió y acerco su rostro a mi oreja, susurro mi nombre y lamio mi lóbulo, “Juguemos” fue lo que dijo antes de comenzar con un meneo de caderas y movimiento de senos. Mi madre logro levantarse con la mano en la cabeza, Samuel la obligó a colocarse nuevamente a mi espalda. Le susurró al oído algo que parecía mi madre no querer hacer, en un instante tenía la boca de mi madre sobre mí, o más bien, sobre mi pene, con sus manos había abierto mi bragueta, mi pene flácido dentro de los calzoncillos no había reaccionado con aquella mujer, quise apartarme pero Samuel se acercó a mí y junto su labios con los míos, recorrió con maestría mi boca, evitando así que forcejeara y logrando que mi pene se endureciera, así mi madre logro sacarlo de los calzoncillos, mientras la mujer seguía bailando, contoneándose frente la escena, se manoseaba por encima de la ropa, la cual poco a poco fue quedando en el suelo hasta que pude ver sus erectos pezones, los cuales pellizco y estiró con fuerza. Mi boca estaba entumida de las lamidas y mordidas de Samuel, mi cuerpo no reaccionaba, no podía creer que mi madre hubiese sido obligada a semejante atrocidad. Vi hacia ella, su boca en mi pene, lo engullía con fuerza, lamia la entrada mientras que sus ojos derramaban lágrimas. La mujer de repente dejo de bailar y se acercó a mi madre, la jaló del brazo haciendo que soltara de golpe mi erección. Solamente podía ver la escena como si no fuese yo el que estaba ahí sentado y atado, siendo besado y acariciado por Samuel.

La bailarina abrazo de la espalda a mi madre, tomo con sus manos sus senos y los masajeo con fuerza, mi madre trato de separarse, pero aquella mujer fue más fuerte, la bailarina entonces llevo una de sus manos por debajo de la falda de mi madre, el rostro de ella se encendió furiosamente, las lágrimas seguían saliendo pero no se movía, la otra mano de la mujer desabotono la falda, le bajo el cierre y la hizo caer al suelo mostrando las bragas de mi madre, con fuerza fue arrastrada al suelo quedando sentada con las piernas hacia mi dirección, Samuel hizo una señal con la mano a la cual la bailarina asintió. A continuación mi madre tenía las piernas abiertas, las bragas habían parado en algún lugar de la sala y pude ver como la mujer desconocida introducía sus dedos en la entrada de mi madre, la cual gritaba y sollozaba al principio para luego gemir y sollozar al mismo tiempo, “Estas hecha toda una puta, calentándote con mamársela a tu hijo, zorra” fue lo último que escuche hasta antes de que Samuel desatara mis amarres y me arrastrara al suelo, lo siguiente que recuerdo es el dolor, el inmenso dolor que sentí, mi carne se desgarraba por dentro, oía a mi madre gritar y gemir, a la mujer gemir por igual, la sala se llenó de sonidos blasfemos, Samuel entonces me embistió con fuerza unas veces más antes de caer en mi pecho laxo, sentí algo hirviendo en mis entrañas, y una gran y enorme vergüenza, miré a mi madre quien tenía los ojos perdidos, mire el techo y cerré los ojos.

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