9 abr 2013

Introducción a un rol zombie

Esto lo escribí hace tiempo, bueno, meses atrás, cuando según iba a meterme a rolear por face en un grupo con historia tipo resident evil, al final me aburrí y lo dejé, pero el escrito que hice para iniciar la historia me pareció entretenido y se los comparto.

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TURIEL ICHIKA- Personaje que iba a usar para la historia. (c) Dramatical Murder



Era una mañana como cualquier otra, me encontraba en mi oficina mirando como las gotas de café caían en el vaso; la oficina se encontraba en completo silencio, estaba al borde de salir corriendo y regresar a casa hacer algo más productivo cuando el teléfono sonó. La llamada había sido de una mujer de bastante recurso económico, conocida por sus excentricidades y llamadas constantes a la jefatura. Debido a la pereza de mis compañeros y orden del Comandante, fui designado junto con mi compañero de estudios, Hikari, a resolver la trifulca que se propiciaba en la casa de la Señora.

Con todo y la pereza en los huesos, ambos llegamos a la mansión, era una familia extranjera, la casa al estilo español contrastaba con las vecinas que eran típicas mansiones japonesas. Luego de pasar por el enorme portón, nos encontramos con una escena que solo en los videojuegos podría ser vista.

El caos reinaba por todos lados, la mujer que había llamado, con su vestido tipo gótica lolita, medias de color fluorescente y botas de plataforma acababa de ser arrastrada hacía lo que parecía ser un rosal. Los sirvientes la rodeaban como animales a punto de aniquilar a su presa. Había sangre en el pasto y entre las flores. La fuente antes cristalina derramaba mieles carmesí. 

Desenfundamos armas, el sonido de nuestros pasos alertó a lo que parecían ser caníbales, puesto que al voltear hacia nosotros, sus bocas tenían trozos frescos del cuerpo de aquella pobre Mujer. Tragando saliva con la adrenalina al tope, quitamos el seguro a nuestras armas y disparamos a los hombres que corrían hacía nosotros.

Aquellos hombres no se detuvieron ante los balazos, sangrantes del pecho, hombro y estómago arremetieron contra nosotros. Hikari disparó a uno de ellos a la cabeza y éste se desplomó. Entonces nos dimos cuenta cuál era su punto débil; sin pensarlo dos veces las balas se proyectaron en el cráneo de los hombres restantes. Nosotros nos alejamos de aquel rosal y corrimos dentro de la casa. Encontramos aún más que apenas nos vieron trataron con ansía de tomarnos y disfrutarnos cual manjar.

Hikari logró esconderse en una habitación, mientras que yo tuve que correr escaleras arriba, las balas se habían acabado justo a tiempo de que una gorda y babeante mujer se lanzara sobre mí, respirando agitadamente, con el sudor escurriéndome por la frente y todo el cuerpo me detuve a tomar aire; entonces un grito desgarrador proveniente de la cocina – Sitio en el que Hikari se había escondido – hizo que fuese a ver que sucedía.

                    ¡Ese hijo de perra me mordió!


Miré al hombre que mi compañero señalaba, el cual estaba ya en el suelo con una bala incrustada en la sien.

Al final logramos salir vivos de aquella extraña situación, antes de regresar a la jefatura, dejé a mi compañero en el hospital en donde estamos asegurados y volví a rendir el informe. Horas más tarde decidí ir a visitarlo, puesto que había sido una  herida no tan grave, a Hikari le darían de alta al día siguiente, luego de hacerle análisis para evitar alguna infección o enfermedad venérea que le hubiesen transmitido.

Cuando llegue al hospital, el silencio inundaba, las personas sentadas en las sillas en espera de un médico miraban a todos lados y se mordían las uñas, los niños lloraban desconsolados, algo típico de un hospital salvo que había muchos doctores, enfermeras y trabajadores del hospital reunidos en una puerta.


                    ¿Sucedió algo? – Pregunté a la enfermera que caché tratando de huir de la escena.
                    No sé...hemos cerrado ese pabellón, al parecer un loco anda matando a todos, pobres criaturas, pensar que vienen por salud y terminarán hoy muertos.
                    ¿Y quién es el loco?
                    Le mentiría si le dijera algo, solo escuché que un hombre que fue trasladado a un cuarto por una mordida que comenzó a tomar un color extraño. Si me disculpa, iré a calmar a los pacientes.

Sin dejarme seguirle preguntando la enfermera se escabulló. Los doctores habían escuchado mis preguntas, les miré y desviaron la mirada, claro indicio que no pensaban informarme del asunto. Sin pedir permiso entre al pabellón y caminé hasta el cuarto de Hikari, según la enfermera y lo que había dicho, al parecer, el causante del alboroto había sido mi compañero.

A penas abrí la puerta un enorme olor a putrefacción invadió mis fosas nasales, me tapé la nariz, mi cuerpo se puso alerta, algo andaba mal, Hikari se encontraba sentado en la cama.

                    Hikari amigo mío... ¿estás bien?

Un gruñido fue su respuesta, luego me volteó a ver con unos ojos blancuzcos, la piel pálida y la herida infectada y abierta dejando ver sus tendones. Saqué mi Sig. Sauer y aniquilé a mi compañero. No hubo otra alternativa.

Luego de ese incidente comenzaron a ocurrir muchos más y a mayor escala, se hablaba de un virus que había sido esparcido y afectaba las células del cerebro volviendo a los seres humanos a un estado primitivo y con ansía de hambre, canibalismo puro. Para evitar que mi familia fuese infectada traté de enviarlos al extranjero pero fue demasiado tarde. Me vi obligado a matarlos; la muerte de mis abuelos fue insignificante a comparación de mi adorado hermanito quien no logró escapar de mis hilos de acero.

                    Juro que encontraré al causante de esto y lo obligaré a crear una cura, mientras tanto tendré que eliminar a todos aquellos que se metan en mi camino, muertos o no muertos.


Y con una maleta llena de objetos personales necesarios salí en búsqueda de personas que pudiesen juntarse y formar un grupo para erradicar el mal que el mismo ser humano había causado.

Ahora me encuentro en un parque abandonado, hace unos días habría estado lleno de vida, pero los cadáveres de desafortunados se apilan cerca de los columpios, unos en las res baladillas, mi cuerpo se siente entumecido, llevo varios días sin dormir como se debe, los caminantes no dejan de fastidiarme el sueño. He vuelto a recurrir a las prácticas de estudiante, acampar, comer lo que encuentres....desde el sube y baja observo la calle desolada en espera de algún humano o desafortunado...

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