25 sept 2011

Destino



Destino


Natasha era una chica que siempre había creído en los amores a primera vista y en la historia del hilo rojo del destino, la cual en breves palabras indica que todas las personas están atadas a otra persona por el dedo meñique con un hijo rojo invisible; aquella persona que lograba encontrar la otra parte del hilo, estaba destinada a un romance eterno.


— Se está moviendo — murmuró Carolina, una chica que desde principio de año se hizo mejor amiga de Natasha; Carolina era una chica misteriosa y taciturna, al ser la chica de origen Chino podía ver de vez en cuando el hilo rojo en el dedo de las personas.


La chica de cabellera cobriza dejó el libro que se encontraba leyendo para prestar atención a su alrededor y buscar a la persona que había hecho reaccionar su hilo.


— El chico de sudadera roja, él es quien hace reaccionar el hilo — Indicó Carolina señalando con el dedo al chico antes mencionado, Natasha posó su vista en el chico.


Adriel era el joven más antisocial de la clase, a su alrededor siempre se encontraba una barrera invisible que impedía a las personas cruzar y hablarle, salvo esa mañana que sintió un extraño movimiento en su dedo meñique.


≪ ha vuelto a moverse por secunda ocasión el día de hoy, deberé ir al doctor a checarme ≫, pensaba el pelirrubio mirando fijamente su dedo meñique. Absorto en su pensamiento y con la vista fija en su dedo no se percató cuando un par de chicas se acercaron a él rompiendo, por vez primera, la pared invisible que yacía forjada alrededor de él.


— Soy Carolina — se presentó la chica de ojos achinados extendiendo la mano en dirección a Adriel mientras que Natasha se quedó en silencio mirándole por encima del hombro de su amiga.


— Ella es Natasha — señaló Carolina a su tímida amiga tras ella, la cual sonrió y agitó la mano de un lado al otro a modo de saludo.


Adriel miró a ambas chicas con el ceño fruncido, no le agradaba que las personas traspasaran la línea imaginaria que hacía tiempo tenía en torno a sí.


—Adriel, ¿quieren algo? — Dijo el chico mirándolas fijamente, sobre todo a la chica tímida, la cual lo miraba como si quisiese algo de él.


Carolina señaló a Natasha — Ella quiere ser tu amiga — dicho esto emprendió la retirada dejando a Natasha sola con el chico.


Adriel la miró de arriba hacia abajo, Natasha se revolvió nerviosa al sentir la mirada escudriñadora por parte del chico.


— ¿Te quedarás ahí parada? O ¿hablarás de algo? — preguntó Adriel rompiendo el silencio que empezaba a forjarse entre ellos dos, Natasha negó con la cabeza enérgicamente.


— Perdona, Carolina es mi única amiga, y es la primera vez que hablo con un chico — respondió Natasha sonriendo nerviosamente, Adriel la miró unos segundos aún con el ceño fruncido para luego sonreír.


— Tranquila, tampoco tengo muchas amistad, al menos en esta escuela no, no sé porque razón las personas me dan la vuelta — Dijo el chico apoyando sus codos en el pupitre para luego entrelazar sus manos y apoyar su barbilla en ellas.


— Me pasa lo mismo, con Carolina fue diferente ya que ella era igual de antisocial que yo — comentó Natasha tomando asiento en el pupitre al lado del chico.


Desde ese día inicio una estrecha amistad entre Adriel y Natasha, en la cual Carolina participaba de vez en cuando; el hilo que antes se había movido y había conducido a Natasha hacia Adriel ahora estaba totalmente quieto pero ella no le tomó importancia, ya se llevaba con el chico destinado, el amor llegaría prontamente.


Los meses pasaron y la relación entre Natasha y Adriel no cambió en lo absoluto, se veían en clases, charlaban, Adriel acompañaba a la chica a casa, Carolina se había rezagado por cuenta propia, los tres chicos cuando podían salían al parque, el cine, como viejos amigos de infancia, hasta que un día algo cambio entre ellos.


Ese día Carolina, Natasha y Adriel se habían citado en el acuario de la ciudad, Adriel y Natasha habían llegado al a hora, pero Carolina aún no había llegado.


— Qué raro, ella siempre llega primero — comentó Natasha mirando hacia todas direcciones esperanzada en visualizar a su amiga.


— mmm… ¿le has hablado al celular? — preguntó Adriel mirando de igual manera hacia todas direcciones.


Natasha negó con la cabeza y sacó el celular, marcó el número de carolina pero nadie contestó, preocupada marcó nuevamente.


Adriel observaba sus movimientos con evidente ansiedad la cual Natasha pasó por alto en su preocupación por Carolina. Marcó varias veces pero en ninguna su amiga contestó, había pasado ya una hora desde que esperaban a la chica.


— En fin…vamos nosotros — Dijo Adriel dándose la vuelta y comenzado a caminar en dirección al acuario. Natasha se percató de la situación, sin su amiga ahí, aquello podría tomarse como una cita, su dedo meñique se movió a lo que Natasha sonrió complacida, tal vez ese día sería su tan esperado inicio de romance.


Caminaron por el acuario uno al lado del otro, comentando sobe los peces, quedándose varios minutos mirando ciertas peceras.


— Natasha, tengo algo que decirte — dijo Adriel tomando asiento en una de las bancas que se hallaban dentro del recinto para descanso de los turistas, Natasha tragó saliva, todavía no se había preparado mentalmente para la declaración de amor.


— Claro, ¿Qué es? — preguntó la chica sentándose al lado de él con las manos aferradas a sus rodillas.


Adriel suspiró profundamente y volteó a verla con las mejillas teñidas de carmesí.


— Me gusta Carolina — confesó mirándola fijamente para luego bajar la cabeza y esconderla entre sus manos — ¡qué pena decirlo! — exclamó azorado moviendo la cabeza de un lado al otro.


Natasha se quedó perpleja ante lo que había escuchado, aquel chico que supuestamente era su destino le decía que gustaba de su mejor amiga, se levantó de la silla.


— Ah…y yo que pensé que esto podría haber sido una cita y que hubiese sido el momento perfecto para declararme, pero ahora no hay sentido alguno — Dijo Natasha aguantando las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos, en ese instante el hilo que antes había reaccionado con Adriel se rompió.


Adriel se sorprendió al escuchar lo que decía Natasha, a pesar del tiempo juntos, no se percató de sus sentimientos, de inmediato se sintió culpable.


— yo…no sé qué decirte…perdón — dijo Adriel bajando la cabeza, al escuchar la última palabra del diálogo del pelirrubio Natasha sintió que algo dentro de ella se destrozó con un “crac” incluido, había sido su corazón.


El celular de Natasha sonó rompiendo la atmosfera depresiva del momento, Natasha cogió el teléfono, al otro lado de la línea Carolina le hablaba, pero ella al escuchar su voz le pasó el celular a Adriel.


— aprovecha, dile que la veras dentro de un rato — Dicho esto Natasha dio media vuelta, secó las lágrimas con sus manos, las cuales ahora caían si querer parar — mañana en clase le das a carolina mi celular para que me lo devuelva — agregó despidiéndose con un ademán de mano para luego salir del acuario a paso veloz.


Desde entonces Natasha dejó de creer en el hilo rojo del destino y se olvidó de los romances de cuentos de hadas, Adriel y Carolina se volvieron pareja pero Natasha no volvió a hablarles, había perdido a su mejor amiga y al chico que quería, pero eso no le importaba, ya había un vacío en su corazón que no en el futuro podría llenar alguna vez.




FIN

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